Ya no sabíamos qué hora del día era o si era de noche, la oscuridad se apoderaba de todo centímetro de luz, de esperanza...
Lo único que se podía sentir en el ambiente era la tensión que había entre morir y vivir que se podía cortar con un simple mo...
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Riley
Después, todo ocurrió muy rápido.
Mi pregunta murió en su boca cuando se acercó y me besó
De primeras sentí sorpresa pero después el contacto fue intenso, como si supiera que también sería efímero.
De pronto se separó y me miró a los ojos.
—Lo siento, Arlet...
Esta vez soy yo quien lo besa, en lo más profundo deseaba en secreto que esto pasara y ni siquiera me había dado cuenta hasta ahora.
Y toda la tensión acumulada estalla.
Él reaccionó ante mi buen recibimiento. Me hizo retroceder hasta que mis pies chocaron contra un mueble y me acorraló contra la pared.
Mientras tanto, su boca se movió frenéticamente sobre la mía, y yo dejé que tomara el control y me guiara porque no era capaz de pensar en nada.
Me agarró las manos para ponerlas en su cuello y que también lo tocara. Cuando entreabrí los labios y mi lengua se deslizó sobre la suya, soltó un ruido ronco que sentí en todas partes.
—Joder — masculló contra mi boca, y yo hundí los dedos en su pelo con la respiración agitada.
Mi pulso estaba acelerado y sentía que el suyo también.Nuestras frentes se quedaron apoyadas durante un rato hasta que Wyatt rompió el silencio.
—Ahora que estás aquí, si quieres te puedo enseñar la sala común de Hufflepuff.
¿Acababa de escuchar bien?
—¡Si, si! — Grité demasiado eufórica, dándome cuenta enseguida y disculpándome de inmediato.
—Está bien —Wyatt sonrió, se acercó y besó mi frente aún con una sonrisa en su cara.
Entrelazó sus dedos entre los míos y un hormigueo se instaló en mi estómago creando una sonrisa aún más grande en mi rostro.
Nada más salir de la puerta de las habitaciones nos encontramos con una enorme sala central de forma semiesférica, justo por donde habíamos pasado antes. Justo en el centro había una especie de árbol gigante del cual se podían ver todas y cada una de sus raíces entrelazadas entre sí atravesando la estancia de arriba a abajo. En lo más alto de este, donde debían de haber estado la copa, colgaban dos grandes banderas con el símbolo del tejón.
Esta sala era gigante en comparación con la torre de Gryffindor.
Alrededor del gran árbol habían varias zonas de reuniones con sillones amarillos decorados con suaves cojines con el escudo de Hufflepuff. Así como banderines que colgaban por los laterales de la sala con diversos diseños y dibujos.
—Vamos cambiando los banderines dependiendo de la época o festividad a lo largo del año. —Escuché la voz del Hufflepuff detrás de mí.— Muchos son hechos a mano así que puede que veas alguna que otra cosa extraña.