Capítulo Veinticinco

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Capitulo 25

Especial Mérida

Mis ojos se abrieron abruptamente al ver cómo alguien entraba por la puerta y el amanecer no amenazaba con aparecer pronto, mire a mi costado y Wood ya no estaba allí me alerte haciendo que mis músculos se tensaran, pero al ver la sombra de un met...

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Mis ojos se abrieron abruptamente al ver cómo alguien entraba por la puerta y el amanecer no amenazaba con aparecer pronto, mire a mi costado y Wood ya no estaba allí me alerte haciendo que mis músculos se tensaran, pero al ver la sombra de un metro noventa y su melena que caia como cascada sobre su rostro me relaje inconscientemente. Sus pasos se acercaron cuidadosamente, ya que desconocía que yo estuviese despierta  hasta quedar a los pies de la cama, sentándose delicadamente sobre ella sin aplastar mis pies y posando una mano sobre ellos.

—¿Te desperté?—Dijo y seguramente con una sonrisa arrogante pero la escasa luz no me permitia apreciarlo.

—No voy a decirte que no, si si—dije levemente riendo.—¿Qué haces aquí?

—Quería ver si estabas bien...no podía dormir..

—Sirius Black preocupándose por alguien que no es él mismo, eso es nuevo—Dije cruzando ambos brazos sobre mi pecho, escuchando su risa resonar en mis oídos.

—Muy chistosa, pero ya veo que estas bien así que me retiro—Dijo poniéndose de pie, acto repentino que mi cuerpo se abalanzó y lo tomo por la muñeca impidiendo que se fuera ganandome una mirada curiosa, la poca luz que nos rodeaba me permitió ver aquellos ojos grises.

—N-no te vayas, ¿Te molesta quedarte y dormir aquí conmigo?—dije algo avergonzada— Pomfrey solo vendrá después del desayuno...no te castigaran..claramente si quieres también—Mi agarre se aflojo y volví a acomodarme sobre la camilla.

Se acercó hasta a mí, se quito lo zapatos y la camisa dejando su torso desnudo aquellas cicatrices seguían adornando su piel de porcelana, en nuestro silencio nos acomodamos en la cama de espaldas, donde se notaba nuestra lejanía en tan poco espacio de separación, para luego ambos al mismo tiempo darnos vuelta encarando al otro donde nuestros rostros se encontraron  su brazo rodeó mi cintura y me acerco hacia su cuerpo, enviándome miles de señales nerviosas para luego apagarlas.

Me sentía a salvo entre sus brazos.

Apoye mi rostro en su pecho donde podía oír su respiración tranquila, sus pulsaciones las cuales iban a mil por hora, mis dedos recorrieron su brazo desnudo como si estuvieran tocando a la estatua más frágil que hayan podido apreciar.

—Mer—Susurro mi nombre con su voz ronca.

—Mmm–Respondí.

—Hoy pensé que te perdía...Pensé que no volvería a escuchar...—Su declaración me sorprendió.

—Jamás te voy a dejar de molestar con mi encantadora voz Canuto—Dije y ambos reímos levemente.—Y-yo le di una carta a Ry..

La Verdad De Sus OjosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora