𝗧𝗵𝗲 𝗮𝗺𝗲𝘁𝗵𝘆𝘀𝘁 𝘄𝗮𝘁𝗰𝗵 (Draco Malfoy)

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Aún recuerdo la primera vez que te vi. Estabas sentada sobre ese horrible banquillo con un gran sombrero en tu cabeza. No podía apartar mi mirada de ti, me tenías plenamente hipnotizado. Y luego oí un grito.

—"¡Slytherin!"

Se escucharon aplausos.
Una sonrisa superficial escapó de tus labios, (la cual en un futuro me dedicaría a contemplar con detenimiento) esa sonrisa llena de vida, cargada de intenciones y deseos. Era increíble.

Me emocioné al ver como te sentabas a mi lado, pero ni siquiera volteaste a verme.
Y así fue hasta el tercer año...

Recuerdo que cada día a finales del segundo año, intentabas escabullirte al finalizar la clase a la hora del almuerzo, solo para coincidir conmigo cuando iba al gran comedor (definitivamente no eras para nada disimulada).
Nos encontrábamos a medio camino.
Al principio no hablábamos, solo era un pequeño asentimiento de cabeza en forma de saludo. Pero con el tiempo tomaste impulso. Un simple "hola" fue todo lo que necesité.

Y entonces caí en tus palabras.

Te observé por mucho tiempo.
La manera en la que te expresabas al fantasear, como hablabas tan anhelosamente sobre cosas con las que yo ni siquiera podría imaginarme.
Defendias tus ideas y pensamientos con pasion, de una forma casi autoritaria.
La mayoría de las veces solo hacías un menjunje de palabras (lo cual era gracioso si prestabas mucha atención), pero la manera en la que lo decías lo era todo.
Tenías tus ideas claras. Sabías lo que querías y peleabas por ello. Aunque debo admitir que eras un poco exasperante. Pero eso no importaba. No para mi.

Me cautivó tu mente, me fascinaba.
Eras esa luz que necesitaba en mi vida.
Pero me daba miedo aferrarme a ello.
¿Y si en algún momento te cansabas de mi?

Soy un chico muy simple a tu lado.

Por una gran parte del tiempo permanecía en silencio comparado con la cantidad de palabras que salían de tu boca. A veces solo me limitaba a intentar asimilar lo que decías, pero siempre terminaba embobado en tus ojos, en como brillaban con cada frase.

En ese momento entendí que daría lo que fuera por no dejar morir ese brillo.