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Las clases eran tan repetitivas que llegaban a hartar, excepto la clase de Lupin; esta se había vuelto la favorita de todos

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Las clases eran tan repetitivas que llegaban a hartar, excepto la clase de Lupin; esta se había vuelto la favorita de todos.

Avery se adentró al salón con fuerza, lo que provocó un gran ruido, haciendo que todos voltearan a verla.

—¡Zabini, te dije que tengas cuidado! —culpó a su compañero para no avergonzarse.

—Pero yo... —intentó excusarse el moreno, pero Adelaide ya lo había abandonado.

Ella se abrió paso hacia el frente, donde se encontraba su mejor amigo. La chica se sentó a su lado, pero el rubio ni siquiera se inmutó, después de todo, ya estaba acostumbrado a tener la presencia de la joven en su vida.

Todos estaban esperando al profesor, varios alumnos aún seguían llegando, entre ellos Crabbe, quien no dudó ni un segundo en ir a reclamar su asiento.

—Muévete, es mi lugar —exigió.

—Era —sonrió Adelaide con superioridad.

—Creo que quieres ser obligada a irte —amenazó el muchacho.

Adelaide se levantó de su asiento para acercarse al chico y mirarlo directamente a los ojos.

—Intenta tocarme y tendrás la peor maldición de tu vida —lo enfrentó.

—No te atreverías —rió el robusto mientras intentaba sonar seguro.

—¿Seguro? —Avery sonrió sinicamente con una mirada intimidante.

—Basta —Draco la detuvo al ver a su amiga con varita en mano—. Crabbe, vete a otro sitio.

El chico lo miró indignado para luego marcharse del lugar. Adelaide se desplomó en su silla con cansancio.

—Peleabas por mi, Addy —Malfoy rió.

—Callate, tonto —rodó los ojos Avery.

Al cabo de unos pocos minutos comenzó la clase, pero a diferencia de las anteriores, esta fue dictada por Severus Snape.

Los días pasaron y por fin llegó el primer partido del año; Gryffindor contra Hufflepuff. Todos emprendían camino hacia el campo de Quidditch, donde Lee Jordan se encontraba creando apuestas.

—¡Potter contra Diggory! —exclamaba el moreno—. ¿Avery? —ofreció al ver a la chica en la entrada.

—¿Diggory es el chico de cabello castaño? —preguntó Adelaide.

—Ese mismo —afirmó Jordan.

—Bien, apuesto veinte al chico lindo.

—¡Que valiente! —gritó Lee—. Suerte con tu apuesta.

El partido fue un completo desastre, ya que, como siempre, Potter terminó dando el espectáculo. Avery ganó su apuesta, pues Cedric Diggory atrapó la famosa snitch.

𝗧𝗵𝗲 𝗮𝗺𝗲𝘁𝗵𝘆𝘀𝘁 𝘄𝗮𝘁𝗰𝗵 (Draco Malfoy)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora