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—Pero si lo estás haciendo estupendamente —lo animó Adelaide, comprobando la lista y tachando los encantamientos que ya tenían bien aprendidos—

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—Pero si lo estás haciendo estupendamente —lo animó Adelaide, comprobando la lista y tachando los encantamientos que ya tenían bien aprendidos—. Algunos de éstos te pueden ir muy bien.

Se encontraba junto a Cedric Diggory en un pequeño salón apartado de los alumnos, la joven ayudaba a su nuevo amigo a practicar encantamientos avanzados, beneficiándose también a si misma, puesto a que esto la ayudaba para sus exámenes finales.

—Ven a ver esto —dijo Cedric desde la ventana. Estaba observando los terrenos del colegio.

—¿Quieres concentrarte? Si no lo haces terminaras con una varita en el culo.

—Lo siento, es que he visto a una niña lanzando un encantamiento a otro de sus compañeros.

—Hasta esa niña pone en practica lo aprendido y tú no —lo regañó—. Continuemos, cabellitos.

—¿Cabellitos? —la miró.

—Fue lo primero que se me ocurrió, además siempre tienes el pelo impecable, ¿sabías que hay rumores de que usas peluca?

—Tal vez sea cierto —se encogió de hombros Diggory.

—¿Qué estará haciendo Malfoy?

—No lo se, ¿por qué me importaría? Además, ya te dije que no vale la pena ese niño de papi —quedaron en silencio— Ven, vamos a buscar el chisme.

Fueron a ver. Malfoy, Crabbe y Goyle estaban abajo, a la sombra de un árbol. Los dos últimos sonreían de satisfacción, al parecer vigilando algo, mientras Malfoy hablaba cubriéndose la boca con la mano.

—Parece como si estuviera usando un walkie-talkie —comentó una voz intrigada.

—¡Por la vejez de Dumbledore! ¿que carajos haces aquí? —exclamó Adelaide, volteando hacia Harry.

—Lo mismo que tú —respondió el de lentes.

—¿Te gusta Malfoy? —preguntó Cedric— Porque a Adelaide le gusta Malfoy.

—No me gusta ese rubio tonto —se quejó la castaña, mientras le proporcionaba un pequeño golpe a su amigo.

—Tampoco a mi —dijo Harry.

—Harry... ¿tu madre no te dijo que no debes decir mentiras?

—Mis padres están muertos, Adelaide.

—Ah, es cierto, me olvidé.

Quedaron en silencio.

—Siguiendo con lo que dijo mi amigo —Hermione se interpuso en la conversación—. Es imposible —repuso Hermione—. se los he dicho: ese tipo de aparatos no funcionan en Hogwarts. Vamos, Harry —añadió enérgicamente, dejando la ventana y volviendo al centro del aula—, repitamos el encantamiento escudo.

—¿No quieres practicar conmigo, Harry? —propuso Avery— Podríamos ir a algún aula vacía y te enseñaría algunas cosas.

—¡Si! —respondió entusiasta el azabache— Digo; claro, seguro.

𝗧𝗵𝗲 𝗮𝗺𝗲𝘁𝗵𝘆𝘀𝘁 𝘄𝗮𝘁𝗰𝗵 (Draco Malfoy)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora