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La segunda parte del año escolar había llegado, todo el mundo estaba ansioso de ver a sus amigos otra vez

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La segunda parte del año escolar había llegado, todo el mundo estaba ansioso de ver a sus amigos otra vez.

Los hermanos Avery se encontraban abordando el tren, donde los esperaba el cómodo compartimiento de Slytherin. Al ingresar a dicho lugar la castaña pudo notar la mirada de Draco Malfoy sobre ella, lo cual la puso notablemente nerviosa.

—Eros, iré a comprar unas cosas —y se marchó.

Recorrió el largo pasillo del tren hasta llegar al compartimiento de los Weasley.
Fred y George se alegraron al verla, después de todo, eran una especie de "amigos".

—¡Adelaide! —exclamó Fred—. No pensábamos verte tan temprano, linda.

—Necesito algunas cosas —restó importancia la chica.

—Tenemos de todo, estamos bien surtidos esta vez —sonrió George.

—Grandioso, muestrenme que tienen —se sentó junto a ellos.

El resto del camino se la pasó con los gemelos, y aunque se sintió culpable por haber desobedecido a sus padres, Adelaide no se reía tanto desde hace mucho tiempo.

Los días comenzaron a pasar lentamente. La chica se limitaba a estudiar y pasar tiempo con sus amigos; Theodore Nott y Luna Lovegood, incluso a veces hablaba con Harry Potter o Ginny Weasley, ya que había conocido a la última nombrada en el tren, el día en el cual pasó tiempo con Fred y George.

Adelaide había estado evitando a Draco desde que llegó a la escuela y por lo visto, el rubio tampoco tenía intenciones de acercarse a ella, por lo que ambos decidieron evitarse, o al menos así fue hasta que Avery tomó el impulso de sentarse junto a él en una banca de un pasillo.

—¿Qué quieres? —murmuró Malfoy.

Avery suspiró, preparándose para hablar, pero sin embargo no emitió palabra, haciendo que el ambiente se sintiera cada vez más cargado de incomodidad. Pero una vez más tomó el impulso.

—Solo pretendamos que nuestros padres no hicieron nada —comenzó—. Seguramente lo olvidarán en unos años, no te preocupes.

—No es eso lo que me preocupa —suspiró el chico—. Adelaide, no quiero que aten tu vida a mi, no mereces eso.

—Ellos no pueden obligarme a hacer nada.

—Se que lo dices para tranquilizarme, pero conozco a tus padres y te conozco a ti, se que harás todo lo que te digan, no tienes opción.

—Draco...

—No —la detuvo—. Además, el día en el que me case quiero que sea con alguien que me ame con la misma intensidad que tengo en mi corazón.

—Wow —soltó Adelaide.

El silencio reinó nuevamente, y así fue durante unos pocos minutos.

—No nos preocupemos por el futuro —dijo la chica—. Si lo piensas; aún somos niños, nos queda mucho por vivir.

𝗧𝗵𝗲 𝗮𝗺𝗲𝘁𝗵𝘆𝘀𝘁 𝘄𝗮𝘁𝗰𝗵 (Draco Malfoy)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora