Adelaide no había vuelto a hablar con Luke, y aunque el rubio intentara dar con ella, Adelaide simplemente lo evitaba. La joven sentía vergüenza, el haber dejado solo al rubio durante el baile no había sido para nada cortés, y no se sentía lista para enfrentarlo, por lo que su hermano y su amigo le reprochaban siempre que podían.
—¿Sigues ocultándote como una cobarde? —era Eros.
—No me estoy ocultando —intentó aclarar Adelaide.
—¿Entonces que haces? ¿besas la pared?
—Hay que practicar, ¿no?
—¡Oh, Adelaide! —Theodore Nott apareció en su campo de visión— Luke está buscandote.
—Dile que morí.
—Que seas propensa al suicidio no hará que Luke crea semejante mentira —reprochó su hermano.
—¿Propensa al suicidio? ¿Quién crees que soy? ¿Harry Potter?
—Adelaide, sabes que haría lo que fuera por ti —comenzó Nott—. Pero no puedo seguir cubriéndote en esto.
—Theodore...
—HEY RUBIO, VEN AQUÍ —gritó el chico.
—¡Me lleva la que me trajo! —Adelaide se desplomó en el suelo, justo detrás de una columna, con su espalda contra la pared, sus rodillas en su pecho y sus manos al rededor de su cabeza.
—Esto es ridículo —susurró Eros.
El ojiazul se acercó tranquilamente, siguiendo las señas que le hacía Theodore Nott, las cuales lo llevaron al lugar en donde Adelaide se ocultaba. Luke no pudo evitar soltar una pequeña risa al ver la posición en la que se encontraba la castaña, por lo que se agachó a su altura y quitó las manos de la nombrada de su cabeza.
—Hola —sonrió él.
—¿Me creerías si te dijera que estoy muerta?
—Oh por Dios —se escuchó un susurró de Eros—. Vamonos Theodore —se llevó al mayor.
Adelaide miraba el suelo como si fuera lo más interesante del mundo, y para ella lo era, pues poner su atención en cualquier otra cosa era más fácil que enfrentar la situación en la que se encontraba.
—¿Me mirarás a la cara o seguirás evitándome? —preguntó directamente el rubio.
—Lo siento —se disculpó ella—. Soy la peor cita de todas.
—No fuiste para nada cortés al dejarme solo —dijo el muchacho, provocando que Avery bajara la cabeza, avergonzada—. Pero sin embargo fuiste la mejor chica a la que pude haber invitado.
Luke se paró, extendiéndole una mano a Adelaide, ayudándola a levantarse del suelo, y retomar su postura de seguridad.
—¿No estás enojado? Porque si yo fuera tú, me mandaría a la mierda.
Luke rió y con una de sus manos tomó la de ella, mientras que con la otra acomodaba un mechón del cabello de la joven.
—No estoy enojado —volvió a aclarar—. Realmente la pasé muy bien, y me agradó haber sido tu primer beso.
—Por los calzones de Snape, ¿como sabes eso? —se sonrojó ella.
—Era un poco obvio —sonrió—. Pero tranquila, estuviste muy bien.
—Bueno, tu besas muy bien —soltó rápidamente y en un susurro, esperando que su compañero no la haya oido, pero para su mala suerte, lo hizo.
—¿Qué dijiste? —Luke fingió no haberla escuchado.
—¿Qué?
—Repitelo —insistió él con una sonrisa.
—¿Repetir qué?
—¿Vas a repetir todo lo que digo en forma de pregunta?
—La verdadera pregunta es... ¿Por qué hacemos tantas preguntas? —Adelaide se acercó un poco más a él, y besó su mejilla— Nos vemos lindo.
Las cosas habían salido bien.
La bendita segunda prueba estaba por ser llevada a cabo, y cada uno de los estudiantes se dirigía hacia el lago negro.
Adelaide se encontraba entre Luke y Theodore, o al menos así era hasta que vio a un rubio con el ceño fruncido.
—¿Cómo estás blond boy? —se posicionó a su lado— Hace días que no te veo.
—Si, de hecho he estado un poco ocupado —rascó su nuca.
—Pero ahora estás libre, ¿quieres ir a tomar algo luego? o podemos escupir desde la torre de astronomía —bromeó ella.
—No te cansas de ser desagradable, ¿verdad? —Pansy Parkinson apareció en escena.
—No, ¿y tú? —sonrió hipocritamente— ¿No tienes que ir a depilar tu bigote o algo?
—¡Como te atreves!
—Si, aja. Entonces, ¿quieres hacer algo o no? —volteó a ver a Draco.
—No puedo.
—¿No puedes? —levantó una ceja, divertida— Eres la persona mas desempleada que existe, solo dime que te pasa.
—¿No lo escuchaste? No quiere estar contigo —interrumpió Parkinson—. Deja de estar de rogona, das pena.
—Mira quien lo dice, ¿no te cansas de abandonar tu dignidad por un simple chico? —se burló— sin ofender, Malfoy.
—Agh, solo deja a mi novio en paz.
—Vete a la mier... espera —se detuvo—. ¿Cómo dices que dijiste?
—Ya lo oíste.
—Te daré la espalda por un segundo —informó Adelaide, para luego girarse hacia Draco.
Malfoy simplemente observaba a Adelaide con curiosidad, la joven tenía una mirada juzgadora, y parecía analizar cada centímetro de su cara. Honestamente, Malfoy esperaba un golpe, pero quedó completamente confundido al ver como su amiga esbozaba una sonrisa.
—Felicidades, Malfoy —comenzó—. Ahora eres el señor Parkinson, estoy feliz por ti...
—Adelaide...
—No, en serio —siguió—. No veo la hora de que se la presentes a tus padres, estoy segura de que Lucius estará encantado de que pases cada segundo de cada día con ella.
—Adelaide —intentó interrumpirla, pero fue en vano.
—De seguro planeara una boda para cuando salgas de Hogwarts, ya sabes, sangres pura, siempre tienen prisa por un heredero... —suspiró falsamente— No olvides nombrarme madrina de su hijo.
—Pero-
—Parkinson, tienes el apellido de un trastorno muggle —se despidió.
La castaña se marchó, dejando a Draco con un nudo de nerviosismo en la garganta. Había hecho que el chico se diera cuenta de la metida de pata en la que se involucró al salir con Parkinson
Si, sin dudas la sonrisa de Adelaide estaba cargada se hipocresía y golpes a la realidad.
Ella tenía razón.
Probablemente su padre ya se había enterado de su relación con Pansy, pues la pelinegra no era muy discreta acerca de su vida, y muy seguramente ya había enviado miles de cartas dirigidas a sus progenitores, exigiéndoles tener una cena formal con los Malfoy, haciendo que Lucius se enterase de la situación.
Y mientras él recapacitaba y lamentaba su precipitada e impulsiva decisión, Adelaide se encontraba de maravillas, riendo junto al rubio de ojos azules.
"Desearía ser Luke" pensó.
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𝗧𝗵𝗲 𝗮𝗺𝗲𝘁𝗵𝘆𝘀𝘁 𝘄𝗮𝘁𝗰𝗵 (Draco Malfoy)
Fanfiction"Eras ese pequeño rayo de luz y esperanza entre toda la oscuridad"