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no puedo evitar amarte, incluso si lo intentará
no puedo dejar de quererte, se que moriría sin ti
Aún recuerda perfectamente cuando los Jones se mudaron a la casa de enfrente. Ella tenía solamente cinco años y estaba jugando con su gato Caramel frente a la ventana contando los carros que pasaban.
Miro como el camión de mudanza se estacionó en la casa que era de la señora Thompson que se había ido a vivir con sus hijos a New York. Hacía unas muy buenas galletas y le regalaba dulces.
Estaba tarareando una canción antes de ver llegar un vehículo negro de dónde se bajaron dos personas; un hombre de cabello azabache y una mujer de ojos claros con el cabello castaño.
Recuerda como le susurro algo a su felino el cual se se encontraba dormido en su regazo. La puerta trasera del automóvil se abrió dejando ver a una niña de cabello castaño y ojos claros de su edad.
no puedo dejar de estar mal en la oscuridad
porque estoy abrumado en esta guerra de corazones
La niña corrió a los brazos de su padre el cual la levanto con una sonrisa y le dió un beso en su mejilla haciéndola bajar la mirada con una mueca. Su padre solo la miraba una vez cada seis meses.
Su atención se centro nuevamente en el vehículo mientras miraba al morocho el cual no parecía muy feliz. Él era alto y lindo. Era mayor que ella, mayor que su hermana Polly; estaba segura de eso.
-¿Qué haces, Betty?.- pregunto su madre la cual salía de la cocina para ver a su hija menor sentada frente a la ventana mientras acariciaba a su felino.
- Hay gente nueva en la casa de la señora Thompson.- respondió mirando con curiosidad al adolescente que era abrazado por su madre a la fuerza.
Alice se acerca a la puerta principal abriendola con cuidado haciendo que la pequeña rubia se levanté del suelo y camine hasta su madre con curiosidad.
ven a mi en las horas de la noche, yo esperaré por ti
y no puedo dormir, porque los pensamientos me devoran
La pequeña niña se pone detrás de su madre la cual se acerca a la casa de enfrente con una sonrisa con su hija siguendo sus pasos tímidamente.
-¡Hola! Soy Alice Cooper la vecina de enfrente.- saludó amigablemente llamando la atención de la familia la cual la mira igual con una sonrisa.
-Un gustó. Soy Gladys Jones y él es mi esposo Fp.- dijo la castaña devolviendo el animado saludo. Ella estaba feliz de mudarse de nuevo a Riverdale.
La pequeña Betty solamente dejo de escuchar la conversación de las dos adultas para llevar su vista al pelinegro que estaba recargado en un árbol.
La rubia lo miraba con sus grandes ojos verdes logrando que él la mire. Tenía unos hermosos ojos azules verdosos y unas facciones muy atractivas para tener quince años.
La niña se sintió perdidamente enamorada al instante y le regaló una sonrisa sincera logrando que él suelte un suspiro ya más tranquilo.
Se sentía molesto pero la sonrisa de la niña le había dado ternura obligandolo a devolverle la sonrisa aún que sea un poco forzada para que sepa que la noto.
