𝘀𝗸𝗮𝘁𝗲𝗿 𝗯𝗼𝘆 ━━Jelsa

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Narrador

–gracias por venir así de improviso, Mavis– agradeció por décima vez a la adolescente que siempre venía a cuidar de Aurora cuando Rapunzel no podía

–no se preocupe, para eso estoy– le sonrió mientras tomaba en sus brazos a la niña, que no quería que su madre se fuera

–tranquila amor, volveré– dio un beso en la cabeza a su hija y luego uno en la mejilla a Mavis, así tomando después sus cosas y saliendo para subirse al auto en dirección al concierto

Por suerte, había logrado llegar temprano y gracias a los boletos que compró se encontraba en las primeras filas. Cuando todo empezó, su corazón estaba al salirse de su lugar. Allí estaba, frente suyo, con esa hermosa sonrisa suya tan única y especial

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Rapunzel había decido escabullirse hacia el camerino del peliblanco, casi al final del concierto, para cuando fuera a este poder verlo y hablar con él. Tomó el pomo de la puerta en su mano y lo giró, efectivamente, estaba abierta. Entró con una gran sonrisa, y al cerrarla y girarse hacía dentro, esta despareció al ver una chica sentada frente al espejo

–¿Qué haces aquí?– la muchacha se giró sobre la silla hacia Rapunzel, su rostro estaba algo serio. Vestía de color azul con negro, eso de cierta manera le recordó a Jack

–esto... Quería hablar con Jackson– se había puesto nerviosa, en su cabeza rondaba la pregunta de quién era aquella chica de cabellos platinados, quizás era una fan que también se había colado

–lo siento, nadie tiene permitido entrar a su camerino–

–pero tú estás aquí– la contradijo, frunciendo el ceño

–a parte de mí– continuó la frase mientras se paraba del asiento –supongo que tú eres Rapunzel–

–¿Có-cómo sabes quién soy?– se puso más nerviosa cuando la chica la miró de arriba a abajo

–Jack me ha hablado de ti– la de ojos azules se cruzó de brazos con una expresión de molestia –la estúpida que lo dejó porque no era lo suficientemente bueno para ella, aunque, lo de estúpida es de parte mía– soltó tan de repente, que hasta Rapunzel se sonrojó

–¿Y t-tú eres?– queriendo dejar de lado el incómodo momento, decidió quitarse ya de dudas ese asunto, pero lo siguiente que escucharía la haría querer que la tierra se la tragara

–Soy Elsa, su prometida–