— ¡Naruto-senpai! —la voz suave y femenina de una joven omega le llamó. — ¡Por favor, acepta esto! —con voz y gestos nerviosos, le ofreció con las dos manos una cajita cuidadosamente envuelta con papel de regalo, cerrando los ojos mientras hacía una reverencia leve, con las mejillas arreboladas.
—Eh... Gracias. —fueron las palabras incómodas del rubio, aceptando el regalo que era el quinto que le daban esa mañana.
La chica le sonrió alegremente y se despidió de él con algo de torpeza. Naruto entonces se preguntó por qué varias omegas y betas insistían tanto en darle regalos y querer llamar su atención, cuando todos en la aldea sabían que estaba enlazado y que tenía un compañero por el que cruzó cielo y tierra para salvar, la marca en su cuello prueba de su unión.
Desde que se había terminado la guerra y el mundo volvía a estar en paz, el rubio alfa se había vuelto bastante popular en la aldea. Todos lo veían y le reconocían como un héroe, aquel que les salvó de la devastación y gracias al cual todavía podían disfrutar de la tierra donde vivían.
Claro que, en realidad, no es como si él hubiera hecho todo el trabajo solo. Sasuke, Sakura y Kakashi pelearon con él hasta el final, al igual que todos sus compañeros dieron lo mejor de sí antes de quedar atrapados en el Tsukuyomi Infinito. Para Naruto, todos eran tan responsables por haber salvado el mundo como él. Todos debían estar orgullosos.
— ¡Hey, Naruto!
Una voz familiar le hizo girarse, encontrándose con Sakura, quien le saludaba alegremente a unos metros de distancia. Una sonrisa estaba pintada en sus labios y sus ojos color esmeralda resplandecían con el sol de la mañana.
— ¡Sakura-chan! —sonrió y caminó hacia ella, con los regalos que había recibido entre sus brazos.
La beta arqueó una ceja al verlo con los paquetes, a lo que él le ofreció una sonrisa avergonzada.
—Son pocos comparados con los que te vi cargar el otro día. —comentó. —Aunque aún es temprano.
El rubio dejó escapar un suspiro, deseando tener las manos libres para poder llevarlas detrás de su cabeza y nadar más cómodo.
—No lo entiendo. —exclamó con frustración en su voz. —Todos saben que tengo un compañero, ¿por qué molestarse?
Sakura le observó por el rabillo del ojos mientras comenzaban a caminar juntos. Hacia dónde, ninguno de los dos sabía.
—Tal vez sea porque nadie ha visto a Sasuke-kun en mucho tiempo y están asumiendo que, aunque lleves esa marca, no están juntos. —le explicó, sabiendo que eso era lo que muchos pensaban dentro de la aldea. Y Naruto, siendo un alfa y además un héroe de guerra, era visto como un muy buen partido para muchas familias. No le extrañaría que en cualquier momento le llegara alguna solicitud formal de cortejo de parte de alguna familia importante o alguno de los clanes.
—Es una tontería. —intentó razonar el rubio. —Las uniones entre compañeros son para siempre. Todos lo saben. Que Sasuke no esté en la aldea ahora no quiere decir que no estemos juntos.
Sakura solo se encogió de hombros, sin encontrar más que decir en respuesta.
—Y, hablando de eso, ¿has sabido algo de Sasuke-kun?
—No. —respondió, sin expresar pesar en su voz. —Hace varios meses no sé nada de él. —confesó.
Probablemente hace más de cinco meses, siendo la última noticia que recibió proveniente de Kakashi, a quien Sasuke le había reportado unos enfrentamientos que estaban ocurriendo en la frontera del País del Fuego, pero su compañero no le había escrito directamente en mucho tiempo.

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Vínculo
Hayran KurguNaruto y Sasuke sabían que estaban destinados a ser compañeros desde niños y, cuando tuvieron su primer celo, no pudieron controlar sus instintos y terminaron enlazándose, teniendo ambos apenas 12 años. Cuando Sasuke se marchó de la aldea con la int...