Epílogo

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Sakura se frotó las manos, ansiosa.

Hace ya casi dos años que Naruto se había ido de la aldea en busca de Sasuke y, desde entonces, no se habían vuelto a encontrar.

Dos años sin Naruto fueron como una eternidad y al mismo tiempo como un suspiro para ella, quien siempre se mantenía en contacto con su amigo y le apoyaba cada que se necesitaban. La ausencia del rubio no fue fácil de sobrellevar para nadie, puesto que Naruto había estado siempre tan presente en sus vidas que el que no estuviera resultaba extraño.

No tener al alfa constantemente irradiando energía fue algo difícil de sobrellevar, pero todos sabían que Naruto necesitaba ese viaje. Cuatro años después de la partida de Sasuke y dos de la de Naruto, ella y todos sus amigos se encontraban esperando justo a las puertas de la aldea a que su preciado compañero de aventuras regresara.

Naruto le había escrito a Kakashi que volvería hoy. Kakashi pasó la noticia a Sakura y Sakura a todos los demás. Así que allí estaban todos: Sakura, Ino, Tenten, Chouji, Sai, Shikamaru, Lee, Kiba, Hinata y Shino. El Sexto era el único que no había podido ir con ellos pero, ya que Naruto de todos modos tendría que pasar por su oficina para anunciar su llegada, no debía preocuparse por tener que esperar mucho para verlo.

— ¡Allá! —exclamó Kiba, señalando una figura que se acercaba a lo lejos, apareciendo de entre el follaje.

— ¡Naruto! —gritó Sakura, lo suficientemente alto para que el rubio, a pesar de la distancia, pudiera escucharla.

¡Heeeey! —saludó este desde lejos alzando uno de sus brazos y agitándolo con fuerza.

No perdieron tiempo y todos se apresuraron a su encuentro. Varios estaban a punto de abalanzarse sobre él, pero el que Naruto pusiera las manos frente a sí mismo para detenerlos los confundió. Entonces notaron el bulto envuelto en mantas que el recién llegado cargaba contra su pecho.

— ¿Y eso? —preguntó una confundida Ino.

Antes de que alguien más pudiera abrir la boca para cuestionar lo que ocurría, Naruto descubrió el pequeño bulto y a todos casi se le salen los ojos de sus cuencas al ver que lo que el rubio llevaba cargando era nada más y nada menos a un bebé.

—Este es Ryuu, mi hijo. —habló con orgullo. El mencionado infante tenía los ojos cerrados y se mordisqueaba una mano mientras dormía, su cabecita apoyada contra el pecho de su padre.

— ¡¿Tienes un hijo?! —exclamó una sorprendida Ino.

— ¿...con Sasuke? —se atrevió a preguntar Kiba, incrédulo.

— ¿Con quién sino?

— ¡Es hermoso, Naruto-kun! ¡Expulsa energía y juventud por todos sus poros!

— ¿Y qué edad tiene?

—El mes pasado cumplió un año. —sonrió.

Todos se aglomeraron alrededor del rubio, observando como el infante se removía inquieto para luego despertar y abrir sus profundos ojos negros, observando con atención a quienes le rodeaban.

— ¡Pero qué preciosura! —exclamó encantada la rubia, sintiéndose desmayar por tanta ternura.

—Es idéntico a Sasuke-kun. —comentó Sakura.

—Y es tranquilo como él. —ofreció el ojiazul como comentario, sus manos sujetando al niño por debajo de los brazos para sacarlo de su cargador y sostenerlo con la vista al frente, para que los demás pudieran observarlo.

Todos comenzaron a soltar exclamaciones y comentarios sobre el pequeño Ryuu, quien giraba el rostro de un lado hacia otro, tratando de enfocar su atención en cada uno de los presentes. Al sentirse rápidamente abrumado ante todo el alboroto, su carita se arrugó y comenzó a agitar sus bracitos con desesperación.

VínculoWhere stories live. Discover now