𝘖𝘤𝘩𝘰: 𝘕𝘶𝘯𝘤𝘢 𝘵𝘦 𝘮𝘦𝘵𝘢𝘴 𝘤𝘰𝘯 𝘦𝘴𝘢 𝘴𝘦𝘳𝘱𝘪𝘦𝘯𝘵𝘦

65 11 21
                                    

"Me confiaste tu poder y yo
ahora debo proteger tu alma."

Antes de volver a tener nuestra próxima reunión del ED, Harry me pide que llegue una hora antes que el resto para hablar del tema conmigo. No tuvo oportunidad de hacerlo en la primera noche y estas dos ultimas semanas, han estado ajetreadas para ambos ya que se acerca cada vez más el primer partido de Quidditch.
Me encuentro ya sentada en uno de los cojines leyendo un libro, cuando la puerta de madera, se abre.

—Perdón por haberte hecho esperar Daphne. —dice Harry entrando a paso apresurado.

—Está bien —muevo la mano para restarle importancia—. ¿De qué es lo que quieres hablar conmigo?

—Sobre la Legeremancia —baja su tono de voz, como si alguien más pudiera oírlo—. Quiero que me expliques todo sobre este hechizo.

Le explico muy breve sobre esto, sin llegar a profundizar puesto que, sé lo superficial gracias a mi propia experiencia utilizando mi don. Harry ocasionalmente hace preguntas y logro responderlas pero, busco un turno para hacerlo.

—¿Quieres comenzar a practicar el hechizo? —pregunto consternada.

—No, no. Le he comentado a los chicos que he estado sintiendo las emociones de Voldemort, también, ocasionalmente tengo sueños donde él aparece —explica sin entusiasmo—. Quiero saber si yo también puedo, sin usar el hechizo.

—Vale —asiento, tratando de comprender—. Puedes intentar con algo sencillo, como intentar sentir mis emociones.

Toma asiento frente a mi, se acomoda cruzando las piernas y con sus brazos extendidos hacia adelante. Me mira, concentrándose en saber cómo me siento ahora mismo.

—No logro sentir alguna emoción tuya —dice, sin apartar sus ojos de mi—. No puedo.

—Está bien, Harry. No te presiones. —respondo serena, para no desesperarlo.

Se queda en silencio alrededor de un minuto; respira ofuscado y mueve la cabeza en negación.

—Es inútil. Si no puedo hacerlo, ¿cómo es que logro verlo dentro de mi mente o... siento sus emociones? —hiperventila. Ahora soy yo quien logra sentir su desespero.

—Tal vez ambos estén conectados de alguna forma. Deberías de hablar de esto con Sirius o con Dumbledore. —le aconsejo.

—No quiero agobiarlos. Por ahora puedo soportarlo pero, ¿podrías ayudarme a aprender sobre este arte?

Estoy por responderle, cuando Parvati llega junto con Ronald y Hermione —le comunicaré luego mi respuesta—. Terminan de entrar el resto del grupo; Harry se levanta para dar las instrucciones de seguir practicando el hechizo reductor.

Tras acabar por hoy la reunión, Hermione coge un cesto del suelo y nos fue entregando un galeón a cada uno. Miro curiosa este, que contiene un grabado peculiar en sus bordes.

—¿Ven los números que hay alrededor del borde de las monedas? En los galeones auténticos no son más que un número de serie que se refiere al duende que acuñó la moneda. En estas monedas falsas, los números cambiarán para indicar la fecha de la siguiente reunión —manifiesta en tono orgulloso—. Cuando Harry decida la fecha de la siguiente reunión, él modificará su moneda y lo de los demás también cambiarán porque les he hecho un encantamiento proteico.

Todos guardaron un silencio sepulcral, procesando la información que ella nos acaba de brindar. Yo por otra parte, miro anonadada cada detalle del galeón y me es necesario alagar la inteligencia de mi amiga.

 Yo por otra parte, miro anonadada cada detalle del galeón y me es necesario alagar la inteligencia de mi amiga

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
𝗣𝗮𝗽𝗲𝗿 𝗽𝗿𝗶𝗻𝗰𝗲𝘀𝘀 | 𝘋𝘳𝘢𝘤𝘰 𝘔𝘢𝘭𝘧𝘰𝘺Donde viven las historias. Descúbrelo ahora