𝘚𝘪𝘦𝘵𝘦: 𝘌𝘫𝘦𝘳𝘤𝘪𝘵𝘰 𝘥𝘦 𝘋𝘶𝘮𝘣𝘭𝘦𝘥𝘰𝘳𝘦

84 13 10
                                    

"We will always choose to save
our own necks."

El lugar está cernido por una oscuridad densa, logro percibir su inmensidad; parece que reconozco donde me encuentro. De repente, alguien vestido con una túnica negra y su rostro oculto por una máscara que jamás he visto aparece, siendo iluminado gracias a una luz tenue sobre él.
Se hace a un lado, mostrando a Draco con golpes en su rostro y alguna que otra mancha de sangre sobre su camisa blanca.

—Sálvanos.

Despierto con una profunda tristeza y lo primero que hago es salir corriendo de mi habitación rumbo hacia la Sala Común en busca de quien sabe qué. Siento ese mismo estrés cuando vi a Astoria sin vida pero ahora, es muy intenso.

—¿Daphne? —escucho su voz proveniente detrás de un pilar, lo veo y corro hacia él para abrazarlo enérgicamente—. Legeremens. —susurra.

No me importa que escudriñe mi mente ahora, solo quiero enfocarme en que él se encuentra bien.

—Estoy bien, tranquila —dice sereno—. Ven conmigo, sé de un lugar que podrá ayudarte mucho.

Me conduce fuera de las mazmorras, estando lejos de la entrada, corremos por los pasillos mientras procuramos no reírnos. Subimos las escaleras, tropezando en algunos escalones hasta llegar a la Torre de Astronomía. Tomamos asiento cerca del borde, teniendo de compañía un cielo estrellado junto con una bella luna.

El lunes por la mañana, hay en el tablón de notas, una hoja pegada con aviso que me inquieta: NO MÁS CLUBES, SOCIEDADES O GRUPOS

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

El lunes por la mañana, hay en el tablón de notas, una hoja pegada con aviso que me inquieta: NO MÁS CLUBES, SOCIEDADES O GRUPOS. Me es inevitable no sentirme observada por todos; pareciera que saben que estoy desobedeciendo las reglas impuestas.

Cuando llego al Gran Comedor, Neville junto con Dean, cuchichean observándome —se debaten si yo he abierto la boca—. Hermione viene a mi dirección preocupada.

—¿Lo has visto? —pregunta ansiosa.

—Si. Yo no he dicho nada, mantengo mi promesa —respondo fehaciente—. Tal vez, es mera casualidad y no sabe nada.

—Que una Gryffindor y una Slytherin estén hablando ante todos... no va a ayudar mucho. —murmura George.

Hacemos caso al comentario acertado de George; tomo asiento a lado de Blaise para desayunar. Nadie parece haber notado que he hablado con nuestra casa "rival", ellos conversan sobre las clases y otros temas. Draco hace lo mismo con Crabbe y Goyle.

[...]

Los días pasan, teniendo climas tormentosos; Montague nos hace entrenar bajo la lluvia; hay días donde caigo sobre la arena mojada, embarrándome de lodo. Gryffindor pasa por lo mismo cuando logran conseguir el permiso para entrenar.
Draco y yo continuamos sin hablarnos directamente, lo hacemos únicamente por la mente. Blaise parece no entender el propósito de esto pero, ambos lo hacemos por Astoria, para no herirla aún más.
También, de vez en cuando vamos a la Torre de Astronomía a hablar a medianoche; no ha vuelto a mostrarme recuerdos que posee con la otra Daphne, tal vez, espera los momentos adecuados para hacerlo.

𝗣𝗮𝗽𝗲𝗿 𝗽𝗿𝗶𝗻𝗰𝗲𝘀𝘀 | 𝘋𝘳𝘢𝘤𝘰 𝘔𝘢𝘭𝘧𝘰𝘺Donde viven las historias. Descúbrelo ahora