𝘋𝘪𝘦𝘤𝘪𝘴𝘪𝘦𝘵𝘦: 𝘈𝘴𝘵𝘰𝘳𝘪𝘢

55 7 5
                                    

"Dejaste un gran vacío en mi."

—No Daphne, me han obligado a hacerlo.

—¿¡Quién!?

Mi voz retumba produciendo eco en la inmensidad del Ministerio. Ella mueve la boca, como si se encontrara hablando, más yo no puedo escucharla. Continúo repitiendo aquella pregunta sin obtener respuesta. Opto por avanzar, esta vez corriendo y cuando estoy por alcanzarla, se desvanece en un humo negro.

Inclusive aquí, tampoco podrás salvarla. Estaba destinada a morir.

—¡No! —grito, cubriéndome los oídos—. ¡Ella merecía tener una buena vida! ¡Una buena vida sin importar su maldición!

—Queenie, ahora es momento de que te salves tú y salves a Draco.

Comienzo a sollozar sintiendo ese duro vacío en mi pecho. Esa misma pena, hace despertarme sobresaltada y de lo primero que me percato, es de las lágrimas empapándome la vista.

—Estoy aquí —dice con la voz más serena que jamás le haya podido escuchar—, estoy aquí contigo.

—Draco —sujeta mi mano. Su mirada refleja pena—, no pude hacer nada por ella. No sirvió de nada tener que regresar en el tiempo.

—Lo lamento, Daph. Hiciste lo que pudiste y eso es lo importante. —acaricia mi cabello.

—Ella era un mortífago. —suelto sin más.

—¿¡Qué!?

Interrumpe sus mimos conmigo, busca una posición neutral, procesando aquello. ¿No lo sabías? ¿O pretendes mostrarme que no lo sabías? Mira la nublada mañana a través de la ventana y sus ojos grisáceos se ensombrecen.

—La habían obligado, estaba por decirme cuándo una mujer apareció y la... —trago saliva con dificultad.

—¿Una mujer?

—Si. Llevaba puesta una máscara así que no pude identificar quién era.

Madame Pomfrey se acerca a mi con un vaso de jugo de calabazas y para decirme ciertas instrucciones antes de que me de el alta hoy al mediodía. Draco se despide desanimado, con los pensamientos dándole vueltas.
A unos cuantos metros de mi, se encuentran Hermione, Ronald, Ginny, Neville, Luna y Harry e intercambios ciertos chistes, alegrándonos tras una noche amarga.

El gigantesco reloj, hace sonar su campana indicando las doce del mediodía. Antes de ir directo a las mazmorras, voy al despacho de Dumbledore como me lo indicó Madame Pomfrey. Recito la contraseña, permitiendo mi acceso a las escaleras; piso el último escalón y un ambiente cálido me recibe.

—Hola Daphne, me alegro de verte ya recuperada —dijo Dumbledore acercándose a su mesa—. Toma asiento, por favor.

Camino hacia la silla enfrente de su mesa; ambos tomamos asiento en sincronía, coloco mis manos en el reposabrazos y él entrelaza sus dedos.

—Lamento mucho lo de Astoria —aquel comentario comenzaba a fastidiarme—, Alastor hizo el favor de ponerme al tanto de esa situación y yo fui quién estuvo con tu padre durante el proceso.

No hubo necesidad de que yo preguntara cuál proceso porque estaba implícito. Solo deseo estar con papá y mamá en casa en estos momentos difíciles para los tres.

—Estoy preocupado por ti, Daphne.

—Yo no soy un mortífago y nunca lo seré. —reparo ofendida.

—Nunca dije lo contrario —aclara, manteniéndose sosegado—. Eres alguien noble, al igual que tu hermana. Aún sigo sorprendiéndome de cómo ella pudo estar dentro de ese oscuro mundo —se sincera—, pero no me refiero a ello sino a que corres peligro ahora.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: May 20, 2021 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

𝗣𝗮𝗽𝗲𝗿 𝗽𝗿𝗶𝗻𝗰𝗲𝘀𝘀 | 𝘋𝘳𝘢𝘤𝘰 𝘔𝘢𝘭𝘧𝘰𝘺Donde viven las historias. Descúbrelo ahora