Me desperté por la mañana al día siguiente. El olor a chimenea continuaba en el ambiente.
Me giré y Dante me estaba observando. No podía creer que él estuviera enamorado de mí, cuando lo nuestro empezó con un simple robo.
Yo también le miré. Y no me corté en bajarle la mirada. ¿Me estaría enamorando de él o ya lo había hecho?
―Buenos días ―dijo.
―Buenos días ―respondí.
Mi esposo continúa mirándome fijamente.
―Date la vuelta. Acabo de despertarme empalmado ―dijo.
Le obedecí y me di la vuelta.
Mi esposo se acercó un poco más a mí y comenzó a pasar su mano por debajo de mis bragas.
En segundos, comenzó a estimular mi sexo. Provocando que gimiera.
Sentí en esos momentos que debería de tomar el control por una vez. Pero no sabía cuando lo tomaría.
Mi esposo dejó de tocarme el sexo y se puso en pie.
Cuando quise tomar el control, Dante me puso a cuatro patas y comenzó a lamer mi clítoris.
Tras sentir su lengua sobre mi sexo por minutos y gemir, Dante paró de lamerme. Entonces tomé el control y me giré enseguida.
Tumbé a Dante en el suelo y metiendo su polla en mi interior en breve, comencé a moverme despacio para conseguir que la erección de Dante estuviese más firme.
Comencé a moverme más rápido en breve y a la vez gemir. Entonces entendí que tenía el control.
Llegamos enseguida al clímax. Ya que mi esposo había conseguido tener la situación de mi cuerpo antes que yo del suyo.
Un gemido que solté, le hizo decir a Dante:
―Me corro.
Y junto a él, llegué al orgasmo.
En silencio, ambos estuvimos cogiendo aliento.
Mi esposo y yo nos miramos a la cara como si hubiéramos visto algo imposible de dejar de mirar. Exhausto por el orgasmo, él me dijo:
―Como siempre, eres una diosa cuando follamos o cuando te poseo en la mazmorra.
―Lo sé.
―Violeta, acepto adoptar a Ángelo como nuestro hijo.
―¡Qué!
De la misma alegría, besé a Dante en los labios y mi marido lo recibió con mucho gusto.
Salí de su cuerpo y me puse en pie.
―Te vas ―dijo.
―Sí. Quiero llegar cuanto antes a la asociación para decírselo a tu madre y también a la casa de acogida para decírselo a Ángelo.
―Ya veo que te tiene emocionada.
―Así es.
Después de que llegara a la entrada del salón, le dije a Dante antes de salir:
―Grazie mile, Dante.
Y fui a vestirme para irme de la casa. Pero no sin antes darme una ducha después de un breve orgasmo que me quedó exhausta.
Comencé a pensar en esos sentimientos, mientras que el agua caía por mi cuerpo. Parecía que eran esos mismos que sentía por Román cuando estaba muy enamorada de él. Tenía las mismas sensaciones. Mariposas en el estómago, felicidad, e incluso sentía las ganas de estar constantemente junto con Dante. Al parecer todas las ganas posibles.
Salí de la ducha y sentí una sensación de escalofrío por mi cuerpo. Y no entendí por qué me vinieron esos escalofríos. Supuse que eran los efectos del embarazo. Al menos otro de ellos.
Comencé a vestirme para irme a trabajar. Estaba tan emocionada con la decisión que por fin había tomado Dante y quería comunicárselo cuanto antes a su madre y el pequeño Ángelo. ¿Cómo podía ser que me había encariñado tanto con él en tan poco tiempo? Pero sabía que no era porque estaba pasando por la misma situación que pase yo cuándo murieron mis padres. Si no, qué hubo algo conexión entre nosotros cuando nos conocimos el primer día que pisé la asociación. Hubo un algo que me dijo que tenía que ser más su amiga. Pero nunca me planteé la idea de ser su madre adoptiva.
Terminé de vestirme y cogí mis cosas.
Me marché de la habitación y fui hacia el piso de abajo. Y después hacia el garaje.
Cuando cogí mi coche en pocos minutos, sentí algo extraño sobre mi cuerpo. Pero supuse de nuevo que era sobre el embarazo.
Puse mi móvil y mi bolso en el asiento de al lado. Y antes de arrancar, me miré el espejo.
A mi sorpresa, allí estaba la persona que menos quería ver.
Ambrose actuó enseguida y me puso un trapo sobre la nariz.
Comencé a forcejear para poder salir del coche y pedir ayuda. Al menos tenía que intentar llegar a Dante para decirle que ese hombre estaba ahí.
A mi desgracia, me fui quedando dormida poco a poco y sin poder hacer nada. Fue cuando mi miedo comenzó a florecer más de lo que ya había hecho cuando me enteré de que Ambrose estaba cerca de mí y que podía hacerme daño.
Comencé a pensar de pronto en Román. No sé por qué demonios lo hacía. Pero estaba claro que las circunstancias en la que me estaba encontrando en esos momentos, hacia que pensar en él por algún motivo especial.
Me quedé dormida en pocos segundos. Esperaba que Dante pudiera darse cuenta de lo que estaba pasando antes de que Ambrose se saliera con la suya de retenerme a su lado.
―Violeta, será divertido tenerte a mi lado un tiempo.
Solo tenía una cosa en mente. Proteger a mi bebé de las manos de un hombre que me hizo bastante daño en el pasado. Un hombre que no le importo hacer daño a su hermano con la mujer a la que amaba. Un hombre qué se había obsesionado por mí en el pasado. Un hombre que mató a un bebe inocente porque tenía celos de su propio hermano gemeloContinuará...
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El Purgatorio Dónde Decidí Quedarme (Cicatrices #2)
Teen FictionLa historia de Dante y Violeta continúa. Pero esta vez, el pasado estará más presente que nunca. Dante toma una decisión y ella acepta al instante. Y a partir de ese momento, él hará todo lo posible para protegerla de ese pasado que le perturba desd...