perdida en élla

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La cita había salido muy bien, estábamos afuera de su casa, mirándonos a los ojos en completo silencio. No había necesidad de decir nada, y eso era lo mejor.

—Me encantó nuestra primer cita— dijo con esa maravillosa sonrisa en el rostro. Sus ojos brillaban al verme, la manera en la que me miraba me decía que por primera vez hacía algo bien, y por primera vez me sentí especial.

—A mi también— pase mi mano con delicadeza por si mejilla. Me miró a los labios y comenzó a acercarse, terminé por unir nuestros labios. Las dos sonreíamos a mitad del beso. Sus labios eran tan suaven y dulces, creo que me encantaba la sensación del cosquilleo en mi estomago al besarla.

Nos separamos y deje un casto y corto beso en sus labios.

—Nos vemos mañana— dejó un último beso en mis labios antes de meterse a su casa.

Me aterraba lo que sentía, si, y aunque no quería ser lastimada, creo que por élla si me dejaría lastimar.

Rodee la camioneta para subirme he irme, pero un carro se frenó frente a mi haciéndome retroceder. Casi me atropellaba.

De él salió Alejandro, venía realmente enojado hacia mi.

—¿No te dije que te alejaras de mi hija?— me estampó contra mi camioneta, me tenía tomada de mi chaqueta. Sentí dolor en mi costilla al chocar con la camioneta.

—¿Y yo no le dije que no lo haría?— respondí soltándome de su agarré conteniendo el dolor.

—Esta será la última vez que te lo repito. Te quiero lejos de élla— amenazó —¿o prefieres que se entere de quién eres en realidad? ¿Quieres que se entere de lo haces? ¿O élla ya sabe que eres la dueña del gimnasio y realizas peleas ilegales? ¡Dime! ¿También sabe de la droga y de esto?— sacó su celular y me mostró un video. Era yo sosteniendo un arma frete a un hombre arrodillado antes de dispararle —No quiero a mi hija con alguien como tú, no la metas en tu mierda y hazle un favor, ALEJATE DE ÉLLA— me quedé estática sin saber que decir —¿cres que mereces a alguien que te quiera como mi hija? Pues no, has algo bueno por primera vez en tu maldita vida y desaparece de la de mi hija. Al final solo la lastimarás, es lo único que sabes hacer, lastimar a las personas— dijo señalando el vídeo

Asentí y me metí a la camioneta, lo encendí y me fui de ahí.

Alejandro tenía razón, había sido una egoísta al pensar solo en no ser lastimada, pero nunca pense en que yo también podría lastimarla.

Manejé a mi casa, el auto de Zayn esta ahí. Salí de la camioneta y entré a mi casa.

—Lauren— dijo Zayn levantándose del sofá —yo… te mande mensaje y te estuve llamando para decirtelo, no sé como consiguió el video pero era de una de la camaras de seguridad—

Asentí y subí fui a mi habitación sin decir nada. Me encerré con llave y me tumbe en mi cama.

Yo no había elegido mi vida, no había elegido entrar en el mundo en el que ahora me encontraba. Me habían obligado, y cuándo conocí a Oliver, el me dio a elegir si quedarme en el mundo al que había sido arrastrada o comenzar una nueva vida lejos de toda esa mierda. Pero ya me encontraba demaciado destrozada para elegir salir de toda esa mierda y elegí concer aún más la mala vida. Al final yo si había escogido mi camino.

⟦…⟧

Me levanté esta mañana decidida a decirle a Camila lo que yo era, élla merecía saberlo y no le permitiría quedarse junto a mi, a élla no la dañaría.

Estaba esperando a que élla llegara a la universidad. Cuando la vi bajar de una camioneta negra, la había traído su chofer con el que siempre venía a la universidad.

Élla al verme sonrió y manteniendo esa sonrisa se acercó a mi. Fue entonces, que al verla sonreír de esa manera comprendí que yo ya me encontraba pérdida, perdida en élla.

—¡Lern!— dijo con emoción al abrazarme. En ese abrazo me sentí de nuevo como la niñita que una vez fui, queriendo que nada de lo que estubiese viviendo fuese real, no quería que fuese real la posibilidad de lastimarla.

—Camzzi— dije en susurro abrazandola con fuerza —no me sueltes porfavor— dije casi inaudible.

—No lo haré, Lern— dijo separandose un poco para levantar su mirada y conectarla con la mía. Sonrió y me dio un casto beso.

Juro que no quería lastimarla, pero no fui capaz de decirle nada. No creía poder soportar el desprecio de élla.












Sin palabras

Cold gazeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora