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Llegó temprano a su trabajo, simplemente a hacer lo que normalmente debe hacer. Con temprano se quiere decir 5:00 pm que es a la hora que el bar abre sus puertas. No habían clientes al llegar como normalmente, debía ser porque era día entre semana, un jueves para ser exactos. Se sentó en una butaca detrás de la barra, apoyando su brazo en la barra para dejar reposar su mentón en su mano y esperar a que llegaran personas. Por alguna razón sólo quería ver a una persona entrando por la puerta. Simplemente no podía lograr que los pensamientos de ese chico se esfumaran de su mente, cada momento pensaba en la tierna sonrisa de ese chico.

—¿En que tanto piensas? -preguntó su mejor amigo al entrar al lugar, sacándolo por completo de sus pensamientos.

—Nada -mintió negando varias veces levantándose de la butaca. Se sirvió un shot para él y otro para su amigo se había sentado frente a él.

Se lo brindó colocándolo encima de la barra, este lo tomó al instante con una sonrisa y después lo bebió. —Gracias -sonrió levemente logrando aún así que sus ojos desaparecieran.

Después Gojo asintió sin más para beberse su shot. Notó como su amigo negaba varias veces. —No me parece que bebas mientras estás trabajando -rió el mayor.

—No hay nadie aquí todavía -le señaló el lugar vacío. —Además controlo bien mi organismo cuando bebo -le guiñó. Ya que en comparación a su amigo que no aguantaba tanto el alcohol.

Este frunció el ceño y después le golpeó el hombro levemente. Rieron varios segundos. —¿Que te trae por aquí? -preguntó el menor con curiosidad.

El mayor se alzó de hombros. —Un segundo, ¿no notas nada distinto en mi? -le preguntó el menor sonriente señalándose de arriba abajo con sus manos.

Gojo lo observó por varios segundos, tratando de ver algo distinto en él como este le mencionaba. Simplemente no lo notaba, llevaba mucho sin ver a su amigo ya que se la pasaba trabajando, además de que en ese momento sólo tenía la mente en una cosa, en realidad en una persona.

Negó varias veces. El mayor frunció el ceño y volvió a golpearlo. —¡Me teñí! -se cruzó de brazos.

Gojo rió. Ese intenso negro tirando a un azul oscuro brillante le parecía lindo, un toque que combinaba muy bien con su tez blanca a su parecer. Le revolvió el cabello suavemente con su mano. —Te ves muy lindo -sonrió levemente. El mayor sonrió con emoción.

Después de esa conversación comenzó a llegar clientes, y en el momento que menos se lo esperaron el bar estaba completamente lleno. Megumi tuvo que ayudarle ya que por alguna razón el trabajador que debía ayudarle no llegaba aún.

Se sentaron a descansar después de haber atendido a muchas personas, se tomaron otro shot. El mayor se tomó uno más suave que el otro, ya que si tomaba uno igual posiblemente se iría a los baños a vomitar, o quizás ni alcanzaría a llegar vomitandose allí mismo.

Gojo fue a prepararse otra bebida, mientras la hacía escuchó como su amigo se saludaba con alguien. Volteó su vista encontrándose con Lacus. Lo fulminó con la mirada mientras este reverenciaba varias veces. —Una disculpa jefe, trataré de llegar más temprano para la próxima -pronunció cabizbajo.

Gojo rió, le agradaba compartir trabajo con ese tipo. No eran amigos, pero como compañeros era divertido. —No te preocupes -dijo sin más el chico.

El pelinegro le entregó su delantal negro que había tomado prestado por mientras que el otro llegaba. —Me iré Gojo, nos vemos otro día -le avisó el pelinegro.

—No te vayas aún -pidió haciendo un puchero solo visible para el, así es como era su amistad.

—Está bien, estaré por algún lugar de las mesas sentado -le dijo desordenándole el cabello. —Para ver su algún chico atractivo me pide mi número -guiñó con diversión alejándose de allí. Gojo negó con diversión por el comentario, continuando con la preparación de su bebida que había dejado a medias, también le prestaría uno a René.

Escuchó una voz conocida a sus espaldas, que llegó a la barra. Giró en sus talones para encontrarse con la persona que más quería ver en ese momento. Tomó los vasos ya listos y se acercó a él, empujando levemente a René que se encontraba allí frente al chico.

Colocó el vaso frente al chico y el otro se lo dio a René. Logrando que este se sorprendiera al instante, pero lo tomó con emoción y lo tomó rápidamente, carraspeando al último su garganta por el suave sabor amargo del final.

—Yo no pedí esto -el menor tomó el vaso con sumo cuidado.

—La casa invita pequeño -le acarició su cabeza con suavidad. Quería seguir acariciandolo, era simplemente increíble el hecho de tan solo tocar su cabeza.

Itadori sonrió de oreja a oreja, se llevó el vaso ladeandolo en su boca para tomarlo con lentitud, mientras el mayor no apartaba su vista de él, se veía tan tierno haciendo gestos de disgusto mientras lo terminaba. Gojo abrió los ojos de par en par cuando notó que lo terminó, mientras el chico tosía varias veces. Maldición, no recordó en ese momento que justo le dio el que se había preparado para el mismo, era muy fuerte. Solo esperaba que no le pegara de una forma brutal, aunque no le molestaba tener que hacerse cargo de él y cuidarlo por unas horas.

Estuvieron conversando varios minutos allí, hasta que dieron las 9:36 pm. El menor que trataba de no quedarse dormido, o desmayarse frente al mayor por causa del trago. Además de que no quería verse tan inútil después de solo tomarse ese vaso entero seguía sonriendo y diciendo cosas tontas y triviales frente al mayor que lo veía fijamente sonriendo como un imbecil.

Un Ryomen Sukuna que había llegado desde hace unos cuantos minutos los veía desde lejos sentado en una mesa sola. Tomaba de su cerveza con frustración y enojo al ver la forma en que Gojo veía a ese chico. Estaba más que enojado, quería llegar allí y jalar al mayor para alejarlo de este e irse juntos a otro lado.

—Parece que prefieres desperdiciar tu cerveza en vez de disfrutarla -los sacó de sus pensamientos un chico parado a un lado de su mesa, pelinegro, chico bajo de tez blanca frente a él. Notó lo que trató de decir ya que continuaba aplastando con su mano la lata, rió nerviosamente y la dejó a un lado. El chico le brindó servilletas para que pudiera limpiar mientras reía con suavidad.

—No fue mi intención causar molestias -rió el mayor.

El pelinegro negó varias veces, aún con una sonrisa en el rostro. —No te preocupes, seguramente estás de esa forma al ver lo estupido que se ve mi mejor amigo conversando con ese chico -mencionó el pelinegro fijando su vista ahora a esa escena. —De hecho me sorprende muchísimo también, jamás lo había visto de esa forma -comentó sonriendo levemente.

—¿Sabes el nombre del chico con el que Gojo Satoru está conversando? -preguntó con curiosidad alzando su mirada para ver al contrario. Cruzaron sus miradas.

—Creo que me lo mencionó hace unos minutos -colocó su mano en su mentón mientras trataba de recordar la conversación que tuvo con su mejor amigo hace unos instantes. —¡Lo tengo! -dijo con emoción. —¿Itadoru Yuunji? -su mirada estaba confundida, eso sonaba extraño.

Sukuna abrió los ojos de par en par. ¿Acaso su compañero de clase de literatura era gay? Sonrió maliciosamente. Cambiando su expresión al instante cuando el mayor lo veía confundido. —Itadori Yuuji -le dijo riendo.

—¡Eso! -rió suavemente. La sonrisa de el era tan hermosa, jamás la olvidaría si era el caso de no volver a verlo.

Este se alejó después de despedirse, Sukuna notó como este se acercaba a la barra y se despedía de un abrazo de Gojo para después salir caminando con las manos en los bolsillos del pantalón de allí.

Love with flaws; GoYuu.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora