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El menor entró saltando de emoción a su habitación para después dejarse caer en su cama de espaldas con los brazos extendidos mientras veía el techo. Por fin había dado su primer beso, y por alguna razón se sintió como un acto demasiado lindo y tierno en su opinión. Pero aún le seguía doliendo el hecho de que Sukuna lo engañara de esa forma mientras jugaba con sus sentimientos.

Se quedó dormido después de estar pensando en varias cosas al azar, pensaba en Gojo y en Sukuna, no entendía como la personalidad amable y linda de Sukuna cambió repentinamente de un momento a otro con el, fue algo doloroso. Pero le alegraba que Gojo estuviera a su lado para apoyarlo y acompañarlo en sus peores momentos.

El padre de Itadori entró por la puerta de su habitación para quedarse parado en el umbral por unos minutos mientras veía a su pequeño hijo hecho bolita en la cama mientras dormía plácidamente. Se acercó con lentitud y sin hacer ningún tipo de ruido, le colocó la sábana encima de su cuerpo para que no le diera frío en la madrugada y regreso al umbral. Donde se quedó parado otros cuantos segundos viéndolo con ternura, mientras soltó algunas lágrimas que cayeron por sus mejillas, suspiró y terminó por salir de la habitación para dejarlo descansar en paz.

...

—Yuuji -el menor escuchó la voz familiar por detrás de si, pero no quiso voltear porque sabía de quién se trataba y no tenía la intención de dirigirle la palabra de nuevo. Sintió la mano del mayor sobre su hombro, suspiró y terminó por voltear.

—¿Que ocurre? -preguntó sin levantar su mirada del suelo.

—Quiero pedirte perdón -soltó el mayor suspirando.

Eso le tomó por sorpresa al menor, que hasta sintió una pequeña emoción en su corazón. Pero sabía que no debía volver a confiar tan pronto en cualquier persona y menos en el.

—Ya lo hiciste, ahora déjame solo -pidió el menor sin más para girarse y poder irse.

—No Yuuji, no lo entiendes -volvió a llamar su atención. Así que el menor tuvo que voltear nuevamente, para ahora si fijarse en el rostro del mayor. —No quise hacer algo así, enserio que no -Itadori quería confiar en el, así que decidió darle una última oportunidad.

Le dedicó una dulce sonrisa y asintió. —Está bien, te perdono.

...

—¿Que tanto ves? -preguntó Lacus con curiosidad al ver la expresión de enojo en el rostro de su jefe mientras secaba un vaso de vidrio con una toalla.

El chico no respondió siquiera. Se sentía enfadado, más que eso, sentía que su sangre hervía estaba teniendo celos a más no poder. No podía creer el hecho de que desde hace semanas Itadori había vuelto a estar hablando con Sukuna, y luego lo que le parecía peor era verlos juntos en el bar casi a diario.

Bufó resignado mientras dejaba el vaso en su lugar. Solo pensaba en una cosa, esperaba que el maldito de Sukuna apreciará al menor como él lo merece y no volviera a lastimarlo como en un principio.

Notó como el lugar comenzaba a tener un revuelo, al parecer había llegado alguna persona con fama o gran popularidad. Volteó hasta la entrada notando cómo entraba un tipo no más alto que el, vestido casi por completo de negro, su aura decía dinero a rebosar y lujos. Notó dos guardaespaldas suyos quedarse a la entrada del bar mientras el que acababa de llegar se acercó a la barra. Sonrió levemente deslumbrando a Lacus y Todou que quedaron más que embobados con su expresión. Mientras que Gojo pudo asegurarse que era el tipo más sexy y atractivo que había visto allí en su bar, y eso que el lugar se llenaba de hombres atractivos cada vez más.

—¿Puedes darme un whiskey dalmore 62? -pidió dejando su móvil y cartera encima de la barra mientras se sentaba en una de las butacas.

Gojo notó que le hablaba a él, también notó como este tipo recién llegado tenía todas las miradas de la mayoría allí. Sonrió para sus adentros, posiblemente podría divertirse un rato con él y así podría sacar de su mente a Itadori.

Love with flaws; GoYuu.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora