08

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Al llegar al edificio donde vivía ese creído en el parecer de Gojo, estacionó su auto rápidamente en el estacionamiento y después de apagar el motor del auto salió corriendo hacia dentro del edificio, subió por el ascensor hasta el piso de Inumaki. Al llegar buscó su departamento tratando de recordar cual era el número. Entró después de colocar la clave que en algún momento Ijichi le había mencionado, y se dirigió rápidamente hasta la sala, donde encontró al menor jugando con varias cosas del artista. Estaba agitando en su mano el lighstick y tarareaba una canción mientras tenía una diadema que brillaba color morado en su cabeza. Sonreía de una forma muy tierna y única. Se acercó al menor mientras que este aún no notaba su presencia allí y le arrebató el lighstick con enfado.

—¿Que haces aquí? -preguntó enfadado cruzándose de brazos mientras lo miraba fijamente. El menor se encogió un poco, y su expresión se puso algo tímida. ¿Que hacía su el mayor allí?

—Bueno yo vine con Inumaki Senpai -contó el menor.

—Eso ya lo sé -bufó el mayor, mientras cubría con su mano la luz de la diadema que lastimaba su vista. Decidió quitársela también y apagarla para que ya no lastimara más a su vista con esas luces de colores.

Escucharon pasos detrás de ellos. Gojo volteó su mirada al instante y en lo primero que se fijó fue en que Toji estaba desnudo de su cuello hasta la cintura, ya que allí tenía una toalla que lo cubría, mientras que con otra secaba su cabello agitándola contra su cabeza varías veces rápidamente. —Itadori-kun, ¿te gustaría que ordenáramos pizza para cenar? -preguntó el chico sin notar la tercera presencia allí ya que la toalla en su cabeza cubría también su vista. La quitó cuando no escuchó respuesta y se sorprendió al ver al mayor frente a él. —Oh Gojo, no te esperaba aquí a esta hora -admitió el pelinegro acercándose a él para saludarlo con un abrazo.

Gojo lo agarró del brazo para colocárselo detrás de la espalda lastimándolo. —Au au, duele -se quejó el chico ahora estando de espaldas a los dos. Itadori veía con diversión la escena, ya que como era muy inocente en realidad no sabía que Gojo si estaba molesto.

El mayor lo empujó para llevarlo hasta la cocina y allí lo soltó. —¿Por qué rayos te trajiste a Itadori a esta hora a tu casa? -preguntó con severidad el mayor.

Toji lo miraba confundido, jamás había visto a Gojo de esa forma, se veía celoso y eso le dio gracia así que sonrió de lado esperando a que él mayor no lo haya notado.

—¿Que te causa gracia Fushiguro? -preguntó este cruzándose de brazos. Para su mala suerte si lo había notado.

—Solo lo invité a mi casa después de hablar de que es un gran fan mío -contó.

—Cuéntame cada detalle para entenderlo -pidió el peliblanco aún cruzado de brazos.

—Simplemente le dije que podía darle cosas increíbles si me acompañaba a casa, ya que no quería regresar solo, además de que se ofreció a conducir ya que estaba muy ebrio -contó el pelinegro.

—¿Invitaste a un chico a tu casa estando ebrio? -preguntó con preocupación. —¿Que rayos le hiciste? -preguntó con enojo acorralándolo a la pared.

—Nada nada -aseguró volteando su mirada hacia otro lado ya que sentía la furiosa mirada del peliblanco en el.

Escucharon pasos acercarse allí, y luego la puerta de la cocina se abrió, pero ya no estaban juntos sino que fingían hacer cosas distintas.

—Debo irme a casa ya, así que espero que tengan una buena noche -sonrió amablemente. —Gracias por esto Toji-san -alzó la bolsa de cartón blanca un poco para darse a entender y después se alejó cerrando la puerta.

—¡De nada Yuuji-kun! -alzó un poco la voz el pelinegro para que el chico lo escuchara.

Gojo volvió a fulminarlo con la mirada, golpeó su hombro con su puño suavemente. —Nos vemos Toji -se despidió y después salió corriendo de allí.

Bajó por el ascensor en busca del menor pero no lo veía más en el edificio. Salió de allí en dirección al estacionamiento, entró a su auto, lo encendió y comenzó a conducir lentamente para ver si se encontraba en el camino con el menor. Lo vio a lo lejos en una parada de autobuses. Se detuvo allí, bajó el vidrio para poder verlo. —Sube Itadori -le habló.

El menor alzó la mirada de su móvil y vio en ese auto deportivo de lujo al del bar gay. Se levantó lentamente de su asiento cargando con sus dos manos la bolsa llena de accesorios y regalos de Fushiguro Toji como todo el fanatico que era suyo. Se agachó un poco para asomarse por la ventanilla abierta. —¿Que ocurre? -preguntó curiosamente.

—Sube, te llevo a tu casa -le sonrió.

Itadori lo pensó un momento, pero después abrió la puerta y se sentó junto a él, se colocó el cinturón de seguridad. El mayor comenzó a conducir por la carretera. —¿Donde vives? -le preguntó mirándolo fugazmente. Se veía muy tierno visualizando todo el interior del automóvil lujoso del mayor. —Itadori -volvió a hablarle para llamar su atención.

—Ah, vivo en -le respondió.

El mayor asintió, le brindó su teléfono móvil cuando se detuvo en el semáforo en rojo. El menor lo tomó con sus dos manos agachando amablemente su cabeza y comenzó a escribir su dirección en el gps que al instante de terminar de colocarlo se puso en la pantalla del automóvil.

Mientras se encaminaban hasta allá, y como el tráfico era muy extenso tardarían mucho en llegar, así que en la mayor parte del camino hasta la casa de Itadori el menor se quedó dormido reposando su cabeza en la ventanilla cerrada.

Gojo lo volteaba a ver de reojo aveces cuando se detenía en los semáforos en rojo. Sonrió levemente al ver lo complacido que se veía el menor al dormir allí, como si fuera su propia casa, se veía completamente tierno mientras dormía. Gojo tarareaba en voz baja la canción que se escuchaba en la radio del automóvil, que tenía un volumen muy bajo, apenas audible, mientras tamborileaba con sus dedos en el volante.

Después de varios minutos más llegó a un vecindario que no había visto nunca, ya que él casi no visitaba otras zonas de Tokio, más que la de donde se encontraba su bar y donde vivía y la de la casa de sus hermanos.

Se estacionó frente a una casa con una puerta de titanio negro. Tocó el hombro del menor con su dedo índice para despertarlo suavemente, pero este dormía aún. Lo comenzó a mover suavemente tomándolo de los hombros, este despertó de golpe. —Llegamos Itadori-kun -le avisó.

Este aún muy adormilado asintió, tomó suavemente la bolsa en sus manos y después bostezó.

Itadori salió del automóvil a tropezones, mientras Gojo hizo lo mismo y lo esperó allí mismo frente a la puerta mientras el menor rodeaba lentamente el auto. Se colocó frente a él y después reverenció cortésmente frente a él. —Gracias por haberme traído a casa -reverenció nuevamente con una tierna sonrisa en sus labios.

Apenas la luz tenue de las farolas de la calle lograban alumbrar donde los dos se encontraban. —No hay de que -revolvió suavemente con su mano el cabello del menor.

Itadori sonrió y después se giró en sus talones para abrir la puerta con las llaves que sacó de su bolsillo.

Gojo se quedó allí parado para esperar a que entrara. Pero el menor se volteó de golpe. —Solo fui a casa de Toji-san para que me regalara cosas gratis de sus mercancías de artista -sintió la necesidad de explicarle el porqué.

Gojo rió bajo. —Entiendo, ahora entra pequeño -se despidió recargado a su automóvil agitando su mano en alto.

Itadori asintió sonriente y volvió a reverenciar y entró a su casa dejando allí afuera con una pequeña sonrisa al mayor. Suspiró suavemente y después entró a su auto y condujo de regreso a su hogar.

Love with flaws; GoYuu.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora