🍂Little Mermaid®🍂Biadore

(17) The Lake

P.O.V Bianca

¿Acaso era posible que ese fuera el motivo de el secuestro de Adore?
Raptar a alguien por una simple poción parecía ser excesivo, pero mientras mas lo pensaba mas lógica tenía.

--No pienses en eso ahora, lo primero es salir de aquí --mi mano se posó sobre el hombro de la joven en un intento de calmarla.
Ver como mordisqueaba su pulgar nerviosamente era bastante preocupante.

--Entiendo... --

--Ahora vamos, no tenemos tiempo que perder. --con rápidez, nos dirigimos hacia la única puerta en el cuarto.

De mi cabello ahora despeinado, saqué una hebilla de pequeño tamaño. Estaba segura de poder abrir la puerta con ella.

Luego de varios intentos desesperados, pude oír como la cerradura cedía:
Con un "click", la puerta abrió.
El aire que Adore había estado guardando por quién sabe cuanto tiempo salió en forma de un suspiro.
Ambas nos sentíamos aliviadas, aunque no estábamos del todo seguras habíamos logrado salir de aquella habitación.
Era un gran avance.

--Vamos. --di varias palmadas en su espalda para alentarla a salir, y así lo hizo.
Una vez fuera, nos encontramos con un extenso pasillo. Las paredes eran rocosas y la iluminación pésima. No era el ambiente mas agradable, pero no importaba en momentos como esos.

Una puerta en mal estado hecha de madera finalizaba el recorrido. Parecía ser una puerta trasera, ya que la que se ubicaba en la entrada la superaba en tamaño.

Lo que menos quería en ese momento era ser descubierta, así que guardé silencio y preferí comunicarme a través de sutiles gestos.

Observé a Adore por unos instantes para comprobar que todo anduviera bien con ella:
Sus movimientos eran inquietos y su mirada no podía mantenerse en un sitio en concreto. Los nervios que sentía se podían percibir con facilidad, pero una vez fuera del edificio podría sentirse tranquila al fin.

Una de mis manos sostuvo el cuerpo de la niña, atrayéndolo al propio, quería hacerle saber que estaba a salvo con mi presencia. La mano sobrante se dirigió temblorosa hacia el picaporte, deseando con todas mis fuerzas que la puerta estuviera sin llave.

Mi corazón latía sin control dentro de mi pecho. Con lentitud y evitando hacer cualquier tipo de ruido, moví el picaporte en dirección al suelo.
¿Estaba abierta? Lo estaba.

Volteé para ver a la pelinegra, pero la expresión de alivio que esperaba encontrar era reemplazada por una de temor.

--Hey, ¿Te encuentras bien? --

El dedo índice de la niña apuntó tembloroso hacia la puerta ahora abierta, a donde giré mi vista.
Allí, como si nada, se encontraba una sirena de curvilínea figura observándonos curiosa con sus ojos café.

- Disculpen, ¿Por casualidad saben como llegar a esta dirección? - preguntó extendiendo un pequeño papel.

Ambas nos miramos desconcertadas. ¿Quién era esa mujer y por qué aparecía de la nada en un momento como ese?

-- No conozco el sitio, lo siento.-- contesté secamente, intentando cortar la conversación. Quería alejarme de allí, mientras antes mejor.

Adore sostuvo mi brazo contra su pecho, como si no quisiera dejarme ir. Su cuerpo no se relajaba y sus ojos se negaban a apartarse de los míos.
Deseaba salir de ahí tanto como yo, e intentaba hacérmelo saber.

--Bueno, entonces... nosotras nos vamos. -- dije con incomodidad.

--Oh, esperen -- pidió la de cabellos rojizos -- Esta es una zona peligrosa, dos sirenas como ustedes no deberían deambular por aquí. --

--Con mayor razón, debemos irnos. -- dije casi suplicante, no podía creer que aquella mujer continuara con la conversación.

-- Se ve que no son de por aquí, puedo acogerlas en mi posada si no tienen a donde ir, no está muy lejos de esta ubicación. -- ofreció amablemente, pero lo que menos necesitaba en aquella situación era a alguien tratando de ser amable.

--Yo- -- una voz cercana se oyó en el interior del edificio rocoso antes de que pudiera continuar. --Yo- yo creo que aceptaré, muchas gracias por tu amabilidad. -- Al oír mi respuesta, los ojos de Adore se abrieron notablemente en una expresión de sorpresa.
--¡¿Eh?! --

--¡No hay problema! Síganme. --

...

P.O.V Adore

Mis aletas dolían de tanto nadar y seguía pareciéndome muy mala idea aceptar la invitación de una completa extraña, pero no teníamos mas opción que aceptar su ayuda.

No me había separado de Bianca ni por un segundo cuando llegamos a el supuesto lugar.

--Ya estamos aquí. -- anunció la mujer, pero todo lo que había a nuestro alrededor eran rocas y plantas marinas.

No quise ser maleducada ni nada menos, pero mi estrés se elevaba con cada respiración y no podía tolerar nada en aquel momento --¿Es una maldita broma? Jodete mald- -- El dedo índice de Bianca calló mis palabras, a la vez que me miraba con mala cara.

--Shh. --

...

--Perdónala, es algo tonta. -- Bianca se disculpó por mi mala actitud. Solo pude observar a ambas mujeres apenada.

Al parecer hablé muy pronto: El lugar del que nos había hablado era subterráneo y la entrada había sido cubierta por rocas y pequeñas plantas marinas.
La única razón por la que no era visible.

El sitio era la definición de acogedor, con paredes y suelo rocoso y coloridas flores en sus respectivas macetas.
El aspecto era cálido gracias a la iluminación, pero la temperatura no era similar. Podía sentir el frío recorrer cada centímetro de mi cuerpo.

--Entonces, ¿Que las trae por aquí? -- el silencio fue roto por la voz de la pelirroja, quien nos miraba a ambas con curiosidad.

--Pues- -- El dedo índice de Bianca se posó sobre mis labios por segunda vez consecutiva, callando mis palabras.

--Solo estamos de paso. -- mintió.

Con mi codo, di un golpecito no muy disimulado en la cintura de la castaña, esta soltó un quejido junto con una mirada de fastidio.
--¿Ahora que quieres? -- susurró.

-- ¿No crees que sería mejor decir la verdad? Quizá sea de ayuda. -- dije sobre su oído.
En mi opinión, si contábamos nuestra historia podría ayudarnos, ya que parecía ser bastante insistente con darnos un espacio en su hogar. Nosotras solo queríamos salir de allí y la mejor opción era hacérselo saber de inmediato.

--De acuerdo. -- cedió al fin.