Una semana más tarde, Adrien y Marinette no habían vuelto a encontrarse.
Faltaba tan solo un día para que Marinette por fin se marchase, ya tenía todo listo desde hacía una semana, su cuarto ahora no era más que una habitación vacía y sin vida.
Adrien la había estado evitando en todos esos días, Marinette no era tonta, sabía que de alguna forma u otra Adrien se había enterado de que ella se marcharía y por eso el estaba evitándola.Le dolía, si.
Pero más le dolía irse sin despedirse de él. Decirle cuánto lo amaba, y cuánto iba a extrañarlo.
De solo pensarlo, el nudo en su garganta volvía y sus ojos comenzaban a arderle una vez más.—¿Lo harás, Marinette?— cuestionó su kwami. Tikki no había estado muy peor que ella en esa semana. Al día siguiente tendría que entregar su miraculous al maestro Fu
Y todo se terminaría para ella, Marinette nunca mas volvería a ser Ladybug, y nunca más volvería a ver a Tikki.—Si...solo quedan unas pocas horas— observó su celular. La noche ya había caído y eso significaba que faltaban sólo unas horas para su partida.
—Iré a su casa, hablaré con el quiera o no.La decisión en sus palabras era clara, Tikki asintió y ahora solo quedaba esperar a que su portadora se trasformara por última vez.
Se paró frente a su balcón, aquel que tantas aventuras había guardado.
Miró hacia la cuidad en frente de ella y suspiró.—¿Estas lista?— su pequeña voz sonaba dolida.
—Lo estoy— afirmó como pudo mientras una lágrima amenazaba con salir.
Sería la última vez que saldría de su balcón siendo Ladybug. —¿Y tu?, ¿Estás lista, Tikki?—Eso creo...será extraño no volver a escuchar tu voz— admitió tristemente.
Marinette sonrió entre lágrimas, tomó a la pequeña Kwami entre sus manos y le depositó un beso.—Te quiero mucho, pequeña amiga.
—Y yo a ti, Marinette.
Y sin más, dijo las palabras:
—¡Tikki, motas!
Miraba su televisión acompañando de su kwami. Plagg lo miraba preocupado desde un costado, podía ver la amargura y el dolor de su portador, y el no podía hacer nada.
Quería hablar con la chica de Tikki, para que pudiesen aunque sea arreglarse las cosas entre ellos, y verse aunque sea una última vez.
No sabía ni por qué estaba tan preocupado, nunca fue de importarle sus demás portadores, siempre dejó que ellos arreglasen sus propios problemas mientras el disfrutaba del calor y el bienestar que su queso le brindaba.
Pero con Adrien era diferente, el era diferente.Adrien se preocupaba por el como ningún otro portador lo hizo jamás.
No sabía si era por el hecho de que el joven había estado solo toda su vida y el era el único que estaba con el, o porque lo apreciaba realmente.
Quisiese o no quisiese, Plagg quería a Adrien como a nadie, y dolía verlo así.—Que porquería de programa...— fue lo primero en comentar el rubio con molestia. No había emitido palabra alguna hasta ese momento. —Como si el amor fuese así en la vida real— río irónico mientras observaba como en la película los dos protagonistas se besaban apasionadamente bajo una tormenta.
—El amor no es así...— prosiguió. —El amor es una porquería.
Unos golpes en su ventana lograron captar su atención con rapidez.
Abrió sus ojos como platos al encontrarse con su compañera de batallas en la ventana de su habitación, mirándolo esperando a que el la dejara entrar.Soltó un bufido, pero de todos modos le fue a abrir.
—¿Que estás haciendo aquí, Marinette?— cuestionó de brazos cruzados a la moteada. —¿No deberías estar durmiendo para irte a tu gran viaje mañana?— el sarcasmo en su voz era visible.
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Después de soñar tantos años
FanfictionMarinette y Adrien derrotan a Hawk Moth junto con la ayuda de los demás héroes. Adrien está devastado, pero por fin viviría una vida real junto con sus amigos y la chica a la que ama. Pero...Marinette, cansada de todo decide marcharse de Paris para...