Capítulo 8: "¿Tan obvio/a he sido?"

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—A ver si entendí...— su mano estaba en su barbilla mientras con la otra revolvía con la bombilla su trago. —, Marinette... nuestra Marinette, la panadera, volvió de Nueva York, y Adrien quiso reunirse con ella a escondidas, porque Nino ni Kagami sabían nada— el mencionado miró hacia otro lado avergonzado.

—Algo así..

—Bien, entonces Adrien te pidió ayuda a ti— Alya asintió. —, y tú lo ayudaste, Marinette fue creyendo que se encontraría contigo y en tu lugar estaba Adrien, ahí hablaron y luego terminaron emm...compartiendo saliva.

—En mi sofá— agregó la morena.

—¿Puedes olvidarte de lo del sofá?— interrumpió el rubio. Alya solo respondió sacándole la lengua burlonamente.

—Vaya...esto se pone cada vez más bueno...— solo pudo decir Chloé negando con una sonrisa.

—¿Cómo que bueno?, ¿a nadie aquí le importa que acabo de engañar a mi prometida con la chica que me dejó hace seis años?— las dos amigas se miraron sin mucho interés.

—Adrien, cariño. Si a ti no te importó a nosotras menos— siseó la rubia.

—Bueno, tampoco es así. Pongámonos serios— se acomodó la morena ante la cara del rubio. —Lo que hiciste estuvo mal, muy mal. Pero venías esperándolo hace años, era obvio que en cuanto Marinette apareciera de nuevo te tirarías a sus brazos.

Iba a contradecir las palabras de la morena. Iba a decirles que la atracción y todos los sentimientos hacia la azabache habían muerto en cuanto se había ido de Paris. Que estaba muy bien con su prometida y lo que sucedió fue un simple desliz del momento, que no se pudo resistir.

Pero...con el alcohol que llevaba encima...¿que caso tenía mentir?

—¿Tan obvio fui?

—Demasiado— contestó Chloé rápidamente.

—Demonios...¿que voy a hacer?— se preguntó revolviendo su cabello frustrado. —Kagami ha sido una excelente novia y ha estado para mi todo este tiempo, y lo único que hago es engañarla. No la merezco...

—No, no la mereces, en eso tienes razón— Alya apoyó una mano en el hombro de su amigo a modo de apoyo. —Pero no has matado a nadie, Adrien. El peor error que vas a cometer es seguir con esa boda sabiendo que no la amas y que no estas listo para casarte.

—Coincido con la periodista frustrada— levantó su mano recibiendo un golpe de parte de esta.

—¿Y que se supone que haga?, los planes de la boda ya están en marcha, Kagami y su madre están muy ilusionadas por todo esto— continuó. —Incluso a mi padre parece agradarle la idea de que me case con ella.

—¿Y desde cuando importa lo que tu padre diga?— interrumpió la rubia molesta. —Adrien, tienes veinticuatro años, ya eres adulto. Puedes hacer lo que se te plazca, el no puede decidir con quien puedes casarte y con quien no.

—Habla con Kagami, Adrien— aconsejó Alya. —Explícale todo, ella lo entenderá.

—No es tan fácil, Alya. Llevamos juntos casi seis años.

—Lo se, se que será duro.— dio la razón. —Pero no es justo ni para ti ni para ella seguir con esa boda. Lo único que conseguirán es ser un matrimonio completamente infeliz.

—Tiene razón— apoyó Chloé. —Mira a mis padres...

—Ya ha pasado mucho tiempo, es hora de que vuelvas a ser feliz— sonrió. —Y sabes que hay una sola persona que podría lograrlo.

El de ojos verdes borró su sonrisa volviendo la vista a su trago.

—Ella ni quiere verme, Alya— negó. —Ya no es la misma chica que conocí, esta completamente convencida de que todo lo que sucedió fue un error.

Después de soñar tantos añosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora