Después de soñar tantos años

Capitúlo 7: "6 años y 4 meses"

Marinette

Di un paso hacia atras, mi corazón latía a una velocidad descontrolada, casi que pude mantenerme en pie.

El estaba ahí, no en mis sueños, o en los recuerdos que siempre tenía por las noches antes de ir a dormir.
El era real, sus ojos verdes realmente estaban observándome, no era una fantasía.

Lo observé de arriba a abajo, vestía con una camisa blanca ceñida al cuerpo y unos jeans azules.
Estaba mucho más alto de lo que lo recordaba aunque su rubio cabello estaba un poco más desordenado y crecido que como solía usarlo.

Su cara inocente ahora era la cara de un joven maduro y adulto, sus facciones cambiaron, ya no era el adolescente que tanto me había enamorado.

Sin embargo, a pesar de su rostro serio y su enorme cuerpo trabajado, sus ojos verdes seguían ahí, expectantes de mi, recorriéndome con la mirada de arriba a abajo tal y como yo lo estaba haciendo también.

Diablos Marinette, debes decir algo...

La voz no salía de mi garganta, Adrien parecía expectante de alguna respuesta mía.

—C-crei que Alya estaría aquí— fue lo único que se me ocurrió y realmente quise ser otra persona para golpearme a mi misma.

Odiaba este lugar, odiaba Paris, sacaba lo peor de mi.
Y cuando más intentaba huir ahí estaba, tartamudeando y actuando como una tonta.

—Alya tuvo que salir— a diferencia de mi, el no parecía nervioso en absoluto. Parecía estar listo para este momento desde hace mucho tiempo.

Yo no lo estaba, no estaba en mis planes volver a verlo.
Estaba bien como estaba, no necesitaba convertirme en la Marinette que tanto odie toda mi vida otra vez.

—No esperaba encontrarte aquí— sinceré.  Mi voz sonó aguda y hasta un poco entrecortada. Supuse que mis ojos amenazaban con soltar un par de lágrimas, pero no iba a permitir eso.

—¿Solo me dirás eso, Marinette?— tragué seco cuando lo vi dar un paso más hacia mi. No dije nada, no sabía que decir o como responder. —No planeabas verme, ¿verdad?

Como si leyera mis pensamientos el habló.
Siempre había odiado eso de el, el como podía descifrarme en un segundo, saber lo que pienso e invadir mis pensamientos de un memento para el otro.

Era débil, muy débil.
Pero no había pasado años de terapia practicando mi conducta como para tirarlo todo por la borda.

Me puse seria, me tragué mis emociones y me dispuse a hablarle como si fuese una persona cualquiera.

O eso intenté.

—No es eso— comencé. Adrien pareció aliviado de que por fin pudiera decir algo. —, es sólo que estoy un poco sorprendida, eso es todo.

Bien, al menos pude decir algo coherente sin tartamudear, eso es un avance.

Adrien no dijo nada por unos segundos, seguía recorriéndome con la mirada y eso me ponía más nerviosa de lo que ya estaba.

—Cambiaste.

Abrí un poco los ojos.

—Bueno...pasaron seis años— le recordé intentando sonreír nerviosamente.

—Y cuatro meses.

—¿Cómo?— mi corazón dio un vuelco.

¿Llevaba la cuenta desde el día en el que me había marchado?

—Seis años y cuatro meses desde que te fuiste— no mintió. Ni siquiera yo llevaba esa cuenta, realmente no podía. Me lastimaría mas de lo que ya estaba.