Capítulo 3: Playa, Celos y Peleas

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Vivir sola con Mikasa en una casa alejada no fue la mejor idea de todas, aguantarme sus arranques violentos era desastroso porque nadie interfería o podía ayudarme.

Mi relación con  Mikasa era como si estuviese en sus manos y ella me apretaba con mucha fuerza, moviéndome a su antojo, haciéndome sentir muchas veces como su prisionera. Le encantaba tenerme a su merced que dependiera de ella para casi todo, tenía que ser ella quien me llevara a la universidad y también me recogiera, lo peor de todo es que mis padres me quitaron el apoyo económico y Mikasa no me dejaba trabajar, era ella quien se ocupaba de mis gastos, controlaba prácticamente todo.

El miércoles mientras hacía la cena, ella organizaba unos documentos en la mesa de la cocina.

-Oye Mikasa, ¿Y si vamos a la playa?

-¿A la playa? ¿Eso para qué?

-Pues no sé...mañana es jueves es mi día libre de la universidad, tú puedes pedirlo libre también. Hace mucho que no salimos a ninguna parte, estamos aquí encerradas con la misma rutina de siempre.

-¿Te estás cansando de mi? ¿Es eso lo que quieres decirme?

-¡No! ¡Claro que no! No me canso de ti, es para ambas, quiero que ambas salgamos a respirar aire fresco, mañana no habrá mucha gente en la playa y hay una muy cerca de aquí, por favor Mika, di que si ¿Sí?

Me senté en sus piernas mientras le besaba el cuello intentando convencerla, la estadía con Mikasa me había hecho aprender algunas mañas para apaciguar su carácter.

-Esta bien, mañana iremos a la playa. Voy avisarle a mi jefe que mañana no iré a trabajar.

Una sonrisa adornó mi rostro de inmediato, la besé apasionadamente en forma de agradecimiento, ella por su parte me acarició la espalda y se excitaba notoriamente.

Me separé de ella uniéndonos por un hilo de saliva, la tomé del mentón y la contemplé:

-Me encantas, eres hermosa.

Mikasa sonrió y me besó la mano para luego besar mi mejilla.
Éramos una pareja muy romántica y tóxica a la vez, podíamos estar perfectamente y en cuestión de minutos por estupideces Mikasa se volvía agresiva e intentaba atacarme.

Mikasa llamó a su jefe para contarle que estaba algo indispuesta y no iría a trabajar, el jefe aceptó sin ninguna exigencia, Mikasa era su mejor empleada y no tenía inconvenientes con ella. Mientras hablaba con su jefe yo besaba su cuello hasta que terminó de hablar y colgó.

-Vamos a la cama (...), tengo ganas de ti.

-La cena casi está lista, dame un momento.

-No, tengo ganas ahora.

-Entonces hagámoslo aquí mismo.

La obedecí en buen plan, lo menos que quería era molestarla para que cambiara de idea con respecto a lo de ir a la playa.
Mikasa me cargó en sus brazos y me subió a la mesa, subió la falda apartando mi ropa interior para lamerme con impaciencia.

Acariciaba su cabello el cual era muy suave mientras suspiraba tirando mi cabeza hacia atrás.

-¡Ay si! ¡Hmm!

Antes de que me corriera se apartó de mi y me besó con lengua, quitó mi blusa dejando ver que no traía brasier. Acarició mis pechos y los apretaba mientras chupaba uno dando pequeños mordiscos al pezón.

Cuando la mordida me dolía intentaba alejarla y ella me miraba y me besaba.
No me quise quedar atrás, le quité aquella camisa besando su cuello, ella se volteó dándome la espalda para que le quitara su estorboso brasier.

 Mía  (Mikasa x lectora) +21Donde viven las historias. Descúbrelo ahora