Capítulo 5: Descuido

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La cabeza de Mina se mantuvo en aquel lugar por varios días, recordándome lo que indirectamente había causado, destrozándome inevitablemente.

Mikasa no me permitía soltarme de aquellas cadenas, no sabía si era de día o de noche, no sabía cuánto tiempo había pasado. Los gritos, la ira, los intentos por escapar y las suplicas todo había sido en vano.

Desaliento, pérdida de confianza, sin control absoluto de la situación ni saber cómo comportarme. Mi celular y el teléfono local habían desaparecido, mi laptop y sus aparatos electrónicos los mantenía lejos de mi.

Podía escuchar la lluvia cayendo fuerte, y en mi mente intentando escapar de la situación empecé a imaginarme una vida completamente distinta, me llenaba un poco de alivio pero todo el alivio se escapó ocupando una desesperanza cuando escuché la puerta del dormitorio abrirse.

Volteé la cara en dirección opuesta mientras sentía como aquella persona se sentaba a mi lado besándome la frente como si todo estuviese bien.

-¿Cómo te has portado?

-...

-Te he traído algo, sé que es tu comida favorita.

Sabía de sobra que no podía permanecer en silencio a menos que quería ver esa faceta violenta suya que tanto me lastimaba.

-No tengo hambre.

-Estás muy delgada y pálida, no quiero que te enfermes.

-...

-Voy a soltarte un momento para comer y luego bañarte, no intentes hacer nada que no me guste (...).

¿Qué podía hacer en mi estado? Estaba completamente débil e indefensa, ni correr sería fácil con Mikasa presente.
Con aquellas llaves  me liberó de las cadenas, pero aún seguía completamente atada a ella y lo sabía.
No tenía ánimos de nada, Mikasa tomó aquella comida que tanto me gustaba y ahora me producía indiferencia, empezó a alimentarme como si fuera una niña enferma. De cuando en vez acariciaba mis mejillas y me besaba ligeramente.

-Mikasa...

-¿Qué ocurre? ¿Quieres más?

-Yo...necesito tomar aire fresco.

-Está lloviendo.

Suspiró y se puso de pie, me cargó estilo nupcial llevándome hasta la bañera no sin antes despojarme de toda la ropa. Pasaba aquella esponja con suavidad  por mi espalda, sentía sus labios rozando mi hombro hasta que no la sentí más.

Mikasa se desnudó y se introdujo en la bañera conmigo de frente hacia mi.
Con sus manos levantó ambas de mis piernas sentándome encima de ella de frente.
Juntó sus labios con los míos de forma suave, no le correspondí pero la dejé hacer lo que quería,  su boca bajó hasta mi cuello atacando esta vez con fuerza. Su mano bajó hasta mi entrada donde sentía sus dedos entrar y salir de mi intimidad.

La sensación que sentía era indescriptible, me sentía seca y vacía y al mismo tiempo mi cuerpo reaccionaba ante su acto, mis pezones se pusieron duros, sentí como los pellizcaba con su mano libre y con la otra me masturbaba tanto hasta hacerme correr.

Cansada coloqué mi cabeza en su hombro y ella seguía lamiendo mi cuello hasta que finalmente me dejó en paz.

Me ayudó a salir de la bañera, me cargó nuevamente dirigiéndose hacia el sótano oscuro de aquella casa.

El sótano tenía una única iluminación, observé sin importancia dándome cuenta de un detalle en particular, estaba organizado, habían cadenas, todo preparado para que alguien ocupara el lugar.

 Mía  (Mikasa x lectora) +21Donde viven las historias. Descúbrelo ahora