Capitulo I: Yo soy Lea Dumbledore.

3.3K 208 13
                                    

Londres, allí me encontraba caminando libremente en las calles, más que nada me encontraba huyendo… Ya no confiaba en nadie,  sabía que estaba sola, sin dinero o casa y herida, aun no me recuperaba del todo, por lo que el dolor pulsante en mis costillas y piernas que apenas me sostenían no me ayudaba mucho para encontrar un lugar para esconderme, había salido sin que nadie me viera, pero sabía que ahora mismo ellos deben estar buscándome.

Eran más o menos las doce del mediodía, el tráfico era normal y los montones de gentes en la calle igual, excepto yo, con una manta cubría mi maltratado cuerpo y cojeando me desplazaba lo más rápido posible, pase por el mercado para despistarlos y me escondí en el sótano de un viejo HOTEL, no me fije en nada, ni siquiera el nombre, solo me preocupe en entrar sin ser vista. Me oculté detrás de los productos de limpieza y me dispuse a descansar. Si, de día es demasiado arriesgado, lo mejor será esperar a la noche para seguir.

Sin darme cuenta fui víctima de un desgarrador sueño, me vi de nuevo en aquel oscuro y asfixiante lugar, lo único que ahora me daba terror en mi vida era volver a aquella la celda con esos desgraciados como opresores, me hacían preguntas que no entendía y me golpeaban a su gusto. El miedo de no volver a vivir para contarlo me consumió por completo, tanto que desperté toda sudorosa, con la respiración agitada y con los sentidos a mil, en acto reflejo me había sentado de golpe, por lo que después, al reaccionar, hice una clara expresión de dolor por mis costillas -lugar favorito donde me habían golpeado-.

Mire a mi alrededor y empalidecí, estaba de regreso en mi punto de partida de huida. En aquel la pequeña habitación que habían habilitado por enfermería. Con del corazón latiendo desenfrenadamente, mi cabeza enfatizó las probabilidades de sobrevivir y escapar, que ahora no eran muchas. Exactamente no tenía ni idea quienes eran estos tipos, ni que querrían de mí - posiblemente lo mismo que mis antiguos carceleros-. Juzgando a que todavía no me apresaban y me habían curado mis lesiones y heridas, que mi cuerpo estaba mucho más débil como para escapar de nuevo y que todavía no me hacían daño;  otorgue un voto a la duda y me acomode cuidadosamente en la mullida cama para sentarme al completo.

->Veo que su paseo por el lugar no la han dejado tranquila -hablo una voz masculina, vieja y serena, que al instante me sobresalto.

Mira hacia la derecha, sitio contrario donde estaba la puerta, y vi a un anciano muy tranquilo sentado en una silla que daba hacia a mí. De no ser que estaba en aquella tensa situación me habría reído por la ropa que llevaba puesta. Me recordaban a mis libros de leguaje y literatura, donde se mostraba en la edad media a tipos viejos con ropas que los cubrían al completo con un cordel amarrando sus cinturas y largas capas, el vestía así: una túnica morada y encajes dorados lo cubrían desde el cuello para abajo, a la cintura llevaba un hermoso cordel dorado de donde colgaban dos grandes bolsillos, uno a cada lado de una pierna, una larga capa aterciopelada, como su túnica, con el mismo tono morado pero mucho más oscuro, su pelo y barbas plateados eran tan largos y sospechaban tendrían mi tamaño, ya que les faltaban unos cuantos centímetros para llegar al suelo, sus ojos azules serenos iluminaban su cansado, pero tranquilo rostro, dando por últimos lugares, su refinada nariz fracturada que sostenían unos antejos de media luna y un largo sombrero de mismo color que el resto de su vestimenta que casi caía por detrás de su cabeza.

Me había quedado mirando por un momento al señor como si fuera un extraterrestre, y según vi él también me examino, aunque en menor tiempo que yo.

-> ¿Quién o qué es usted? -pregunte temerosa, pero firme a lo que se podría venir.

Él sonrió al escuchar mi voz y con una mirada de alivio y afecto me respondió.          

->Soy Albus Dumbledore, tu tutor legal a partir de hoy en adelante. Mucho gusto en por fin poder conocerte -me dedico una cansada risita.

Abrí mis ojos hasta no poder más. Muy impactada a la noticia. Había crecido en un orfanato hasta los 4 años y desde entonces no tenía ni idea de cuánto tiempo fue encarcelada, y ahora, después de haber milagrosamente escapado, aunque los recuerdos de aquello no eran muy claros, me decían que había sido finalmente adoptada por un señor que seriamente dudaba que tuviera trabajo con esas fachas.

Harry Potter y La Heredera de La Magia de Merlín (B1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora