Harry Potter y La Heredera de La Magia de Merlín (B1)

Capitulo VI: El Callejón Diagon.

Eran las ocho de la mañana y Lea caminaba nerviosa de un lado a otro.

Lazzy llego al vestíbulo y casi se le cae el desayuno al ver de ese modo a la pequeña.

-> ¿Qué le pasa, Bash? -pregunto con furia al crup que se escondía detrás de la silla.

->Amo… No sé qué le paso -movía sus manos nerviosamente.

Lazzy gruño hacia Bash.

-> ¡Estoy emocionada! Por fin conoceré el callejón Diagon -Lea saltaba de alegría.

Bash le miro inocentemente y Lazzy le dedico una mirada asesina. Se suponía que ella no debía saberlo.

->Veo que un pequeño amigo peludo ha arruinado la sorpresa -suspiro Doge al salir de su cuarto.

->No esperaba menos de esa sabandija -agrego susurrando Dopey.

-> ¡Bash servir a Amo!, ¡Amo preguntar y Bash responder! -se excusó, lanzándole una mirada hostil al elfo, quien se la devolvía con gusto.

->Bien -llamo la atención de todos- Hoy iremos al callejón Diagon. Lazzy tú me acompañaras. Lea, Bash y Dopey irán a Gringotts, mientras yo iré a visitar a un viejo amigo…

-> ¿Para que querría ir a ese banco? -pregunto muy confundida, dejando de lado su ansioso estado.

->Para recibir tu primer regalo de cumpleaños -contesto Doge con un aire misterioso que solo dejo aún más confundida a la chiquilla.

¿Qué clase de regalo tendría que ir a buscar en un banco? Además sabía perfectamente que su cumpleaños no era sino que al día siguiente. Entonces, ¿Para que el adelanto? Ni mucho menos tendría una bóveda en el banco más famoso del mundo cuando hace algunos meses no tenía ni donde caerse muerta. Sinceramente, la pequeña llego a pensar que viejo mago habría olvidado en qué fecha estaba.

->No pongas esa cara -el anciano toco con su dedo el entrecejo fruncido de la niña- Lo sabrás cuando lleguemos. Te escoltare a Gringotts y te lo explicare, pequeña.

Ella asintió no muy convencida. Alisto su bolso y sujetada a los elfos con un chasquido ya estaban en aquel alegre y revuelto lugar. Lea estaba igual o más emocionada como cuando estuvo en Traverse Town. Aunque debía admitir que la ponía nerviosa el hecho que aquí hubieran muchos más niños -niños magos como ella- a la vista -ya que no alcanzo a fijarse si había visto algún niño en la anterior ciudad sombría-. Todo lo contrario a lo que ocurría aquí, niños de su edad entraban y salían de la tiendas con sus padres, las personas se saludaban armoniosamente al pasar, algo totalmente nuevo para Lea, acostumbrada a las miradas frías y comentarios indiferentes por parte de las demás personas.

Bash se acomodó en su lugar preferido -el hombro de Lea- y se dispuso a igual que su ama a observan el lugar mientras avanzaban siguiendo los pasos de Doge.

->Después tendrás tiempo para curiosear tranquilamente, pequeña. Primero tenemos que ir a Gringotts -le aconsejo.