Capitulo XI: El Misterioso ayudante del profesor Flitwick.

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Ese día, Lea se madrugo muy temprano. Se ducho, se vistió y alisto para salir silenciosamente para no despertar a su carismático compañero. No tenía hambre, por lo que solo se esmeró a esperar que el sol se asomara de una buena vez.

En cuanto lo hizo, Bash ya estaba aseado y listo. Por lo que Lea no aguanto más por salir de su habitación, bajando las escaleras mientras se ponía su capucha y escondía a Bash.

->Salmon Acaramelado -susurro para que la entrada se abriera y la dejara expuesta al largo pasillo de piedra.

Aquel pasillo apenas estaba iluminado, pero los ojos de la infanta ya estaban muy acostumbrados a la oscuridad, por lo que camino libremente…

Fue cuando de repente vio a una figura alta y delgada se alzaba por el corredor…

"¿Quién rayos… estaría despierto a esta hora?", pensaba Lea.

En cuanto a la profesora McGonagall no le fue muy grato que el director le encargara levantarse a esas horas y buscar a la niña… "Me pareció que sonaría más misterioso decir aquello", recordó como sonrientemente le respondió Albus Dumbledore a su pregunta de porque tan temprano.

->Buenos días, Lea -saludo la bruja cordialmente- Soy la profesora Minerva McGonagall. Es un gusto poder conocerte.

"Los que conocen tu nombre, saben todo sobre tu situación y son de confianza", se acordó Lea.

->El gusto es mío también, profesora McGonagall -hablo la niña sin intervención del crup e hizo una leve reverencia.

->Dumbledore me dijo que eras algo inquieta -sonrió- Al igual que tu madre…

En ello Lea reconoció el rostro de McGonagall como uno de los que había pintado en él un cuadro de la Orden en donde ahora debería estar reposando en la casa de Doge.

->No es necesario que lleves la capucha en mi presencia. Yo te advertiré cuando debas usarla -comento amablemente.

La infanta obedeció, dejando ver su rostro…

->OH. Pero… -reacciono algo asombrada- Eres idéntica a tu madre cuando tenía tu edad.

-> ¿En serio? -ella la había visto en fotos siempre de adulta por lo que no podría corroborar ese hecho.

->Bueno, exceptuando tus ojos, sí. Idéntica -aseguro la profesora.

->Oh… -su cara se ilumino de felicidad- Gracias por el dato, profesora. Ah, por cierto, él es Bash -señalo a la criatura peluda escondida en su espalda por la capa.

McGonagall examino al felpudo unos minutos antes de proseguir con su cometido…

->Bueno, a lo que nos trae aquí… Dumbledore me envió para mostrarte el castillo en todo su esplendor para que no te perdieras en el intento…

-> ¿Puedo preguntar por qué estuve aislada? -fue al grano.

->Fue por qué en los primeros días siempre estamos algo ocupados -respondió algo seria.

La respuesta no la convenció mucho, dado el hecho que a ella se le ocurrió que podría ser así. Dejo el tema de lado y comenzó a seguir a la profesora para iniciar el tour por el castillo…

Duro más o menos unas dos horas el tour, subieron y bajaron como cientos de veces. Lea estaba agotada (por su tobillo). Y pensar que lo único que le había interesado saber era donde quedaba el despacho de Dumbledore, segundo piso, la biblioteca, cuarto piso y el despacho de McGonagall y Flitwick, primer y séptimo piso…

Harry Potter y La Heredera de La Magia de Merlín (B1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora