22. Monstruo

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—Entiendo que se preocuparan por mí y que me comporte como una maldita idiota, lo siento mucho.—gruñí, sin apartar mi mirada de la ventana.—Pero ¿es esta mierda necesaria?

—Realmente necesaria, cariño.—contestó la rubia.—Deberías ser más agradecida.

—...Perra.

—Gracias.—sonrió ella encantada.-Me lo dicen seguido, pene pequeño.

—Solo te estamos llevando a casa ¿es eso tan malo?—comentó Oliver frente al volante, en tanto yo rodaba los ojos.—Para que no tuvieras que manejar tu moto, o caminar...

—O irte a un bar.

Arrugué el ceño con molestia, pero eso solo dibujó una sonrisa en la boca de la rubia mientras decidía mantener mi mirada en la ventana junto a mí con disgusto en mi rostro.

—No necesito que me traten como a una niña.—gruñí por lo bajo.

—Por lo que yo vi, que fue muy de cerca en mi lugar de trabajo, sí lo necesitas.-respondió rápidamente la perra de mi mejor amiga.-Te comportas como una niña y necesitas de tus leales niñeras para empezar a comportarte.

—Ugh... ¿Por qué no solo me dejan sola?

—Porque no es lo que los amigos hacen.

Solo suspiré ante la respuesta de Maggie al lado de Harley, decidiendo quedarme callada de una vez. No llegaría a nada en esta discusión, era obvio.

Aunque ignorara el dolor en mi pecho, mi mente no dudaba en recordarme la razón de mi mal humor y la constante ansia de ahogarme nuevamente en alcohol para olvidar.

Lena no quería verme.

Me había expulsado del club, y desde ese día no había vuelto a mirarla a los ojos. Incluso si buscaba estos durante cada clase que teníamos juntas, hacía un gran trabajo en evitarme a donde nos encontrásemos.

Una gran mierda si debo acotar.

Fui una idiota y para variar arruiné algo que era importante para mí.

La extrañaba, extrañaba su risa cada vez que intentaba molestar a Barry en el club, o la forma en que sus mejillas se sonrojaban un poco cada vez que intentaba sostener su mano aunque fuera por un par de segundos.

Extrañaba sus brazos a mi alrededor, esa calidez suya capaz de traspasar los vendajes en mis manos...

La extrañaba a ella, muchísimo.

Moví mi mirada tan solo dando un vistazo a lo que ocurría por el rabillo de mis ojos. Oliver seguía conduciendo en silencio junto a mí, mientras que en la parte de atrás Harley daba sorbos a su malteada de vainilla y a su lado Maggie permanecía en su celular soltando algunas risitas de vez en cuando.

Apreté mi ceño, para a continuación voltear sobre mi lugar en el asiento y dirigirme a ella.

—¿Y tú qué, Swayer—pregunté, llamando la atención de la latina al instante.—Llevas así de risueña todo el camino ¿algo que reportar?

Incluso si lo quiso ocultar y dejó de prestarle tanta atención a su celular, dijo:—Nada, Kara.

—Mentiras.—escupí.

—Nuestra querida latina parece que consiguió cautivar el corazón de muchos durante el juego... pero en especial el de cierta pelirroja del club de periodismo.

—¡Harley!

Maggie no dudó en codearla con su rostro algo sonrojado, a lo que la rubia rió bajito y siguió bebiendo su malteada.

Idiota || Supercorp G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora