La cueva

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Faltaban tan solo unas semanas para que finalizará el curso.
Ninguno de los alumnos se quería ir de nuevo a casa, mis amigos y yo éramos los que menos queríamos volver.
-Cuando todo se acabe teneis que escribirme- dijo John
-Todos los días dijimos los cuatro a coro.

De pronto hubo una llamada a todos los alumnos para que fuesen al gran comedor, algo no me olía demasiado bien.
-Silencio chicos- dijo la directora McGonagall -debo comunicarles que a partir de ahora todos los alumnos deben regresar a sus salas comunes y no deben salir de allí-
-¡¿Por qué?!- preguntaron varios alumnos.
-Existen rumores de que los mortífagos van a invadir el castillo esta noche -dijo el profesor Aldrige- por lo que por su seguridad todos irán a las salas comunes ya acompañados de un profesor-

Los profesores comenzaron a acompañar a los alumnos a sus salas comunes.
-Mortífagos en Hogwarts- dijo John -¿Qué buscarán?-
-A mí- dije seria -está claro que buscan vengarse de mí familia, esfa noche les daré lo que quieren pero no sin luchar antes-
-¡Estás loca!- dijo Mary -podrías morir-
-iremos contigo- dijo John -avisaremos a Sherlock y a Molly-

John mandó a su lechuza, la cual volvió muy rápido con las respuestas.
Nos encontraríamos en el tercer piso a medianoche para averiguar quién había invadido el castillo.
Cuando todos se durmieron, fuimos al tercer piso con la precaución de que nadie nos viese merodeando por los pasillos a aquellas horas de la noche.
-Al fin llegáis- dijo Sherlock.
-Llevamos quince minutos esperando- dijo Molly -estoy helada-
-Perdón- dije -John se había quedado dormido en el sofá-
-No podíamos despertarle- dijo Mary riendo.
-¡Basta!- dijo John con un leve grito -escuchamos a los de cuarto curso decir que la profesora no dejaba que fuésemos al bosque prohibido puesto que se vio a los mortífagos por allí-
-Vayamos a investigar- dije poniendo rumbo al bosque.

Todos me seguían con cautela, era noche cerrada y apenas podíamos ver por lo que tuvimos que utilizar el hechizo Lumos para poder fijarnos en donde pisábamos.
A medida que nos adentrábamos en el bosque escuchábamos ruidos cada vez más extraños y espeluznantes, los cuales hacían que los escalofríos recorriesen todos los rincones de nuestro cuerpo.
Finalmente, llegamos hasta una enorme cueva.
-Seguro que se ocultan ahí dentro- dijo John.
-Entremos- dijo Sherlock encabezando al grupo.

Todos le seguimos hasta que llegamos a un cruce de tres caminos.
-Yo iré por el del medio- dije -Mary y Sherlock por la derecha, John y Molly por la izquierda. Si os pasa algo gritáis con fuerza y el resto iremos a ayudaros.
-Está bien- dijeron ellos tomando sus respectivos caminos.

A medida que iba avanzando una extraña sensación invadía todo mi cuerpo.
Finalmente llegué hasta un pequeño estanque de gua donde justo en el centro sobre una roca se encontraba un hombre de capucha gris, el mismo hombre que había visto en Honeyduckes el día de la visita de mi familia.
-¿Quién es usted?_ dije apuntándole con mi varita.
-Que niña tan valiente- dijo él hombre con una leve risa -¿Aún te preguntas quién soy?-
-Si lo supiera no te hubiese preguntado- dije seria.

El hombre se quitó la capucha, era pálido, de ojos marrones, no tenía nariz ni tampoco pelo.
-Yo soy al que todos temen- dijo -yo soy el que todos temen mencionar-
-Voldemort- dije con voz temblorosa.
-Hijo- dijo con una sonrisa malévola en su rostro.
-¿Qué haces aquí?- dije sin bajar mi varita -¿Qué es lo que quieres?-
-Busco venganza- dijo él- por la muerte de mi padre, tu abuelo le mató y yo ahora te mataré a ti y a todo lo que él quiere-

De pronto se escucharon los gritos de mis amigos, lo cual me hizo enfadar.
-No- dije enfadada -no vas a hacerle daño a mi familia, ni a mis amigos, ni tampoco vas a matarme a mí maldita escoria-
-Entonces mocosa- dijo sacando su varita -piensa tus últimos deseos antes de morir-

Comenzamos a lanzarnos hechizos mutuamente, la cueva comenzó a iluminarse debido a la ráfaga de luz que desprendían los hechizos que utilizábamos.
Voldemort era un rival muy fuerte, pero yo saqué todo el coraje que tenía junto a todo el valor que poseía.

De pronto escuchamos unos gritos que Decían mi nombre y el de mis amigos.
Volteé mi rostro y cuando lo volví a girar Voldemort había desaparecido.
Sentí como mi cuerpo se debilitaba de golpe y caía desmayada al suelo pudiendo escuchar unos grandes pasos que se dirigían hacia mí.

La magia de la deducción (Sherlock Holmes y Tú) [Potterlock]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora