¿Dónde te metiste?

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La escuela nunca le había parecido tan estresante,sus pies lo llevaban directo al mismo sitio que su corazón le rogaba por evitar,¿Porqué la escuela no podía venirse abajo de un momento a otro?...bueno,pensándolo bien quizá no era tan buena idea,pero ¡Vamos! ¡Que cancelen las clases le serviría!.

Una palmada en el hombro izquierdo fue lo que le sacó de su estratégico plan para faltar al aula,su mirada cobre se enfocó en los ojos miel de su delegado de clase.

- Karma-kun,date prisa o no llegaremos. - Le sonrió dando otra palmada, ésta vez en su espalda. Él pelirrojo solo pudo maldecir a la deidad que tanto disfrutaba de verle sufrir,no tenía escapatoria y eso lo supo al ver el aparente aura amable de Isogai.

Suspiró asintiendo dejándose arrastrar,literalmente,por él pelinegro.

Grande fue su sorpresa al cruzar la puerta y ver...nada,no había nada que le hiciera querer salir corriendo importando poco empujar a su compañero,no había nada que le causara un hueco en el estómago y una opresión en el pecho,no había nada,o más bien,nadie.

Su mirada mostró extrañeza más rápidamente la cambio por alivio,uno que le permitió soltar el aire que,no sabía,estaba reteniendo,sonrió como de costumbre al cruzar mirada con Teresaka y su grupo de amigos al encaminarse hacia su puesto. Quizá no estaba tan maldecido.

Pronto,la llegada de Irina puso fin al bullicio dando paso a las bromas,a los apodos y los gritos molestos de la rubia,eso hizo que olvidara por un momento el banco vacío a una distancia considerable del suyo.

Fuera,en la sala de profesores,nuestro maestro favorito se encontraba caminando en círculos con un célular en mano,sus nervios se notaban a la distancia y su ansiedad se encontraba por los cielos.

- Cálmate. - Le demandó el agente de gobierno que le acompañaba,sería molesto ver a su objetivo actuando de forma tan preocupada,más era aún más molesto no tener ni idea de cual era la causa de esto.

Koro-sensei no mostró signos de escucharle,por lo que optó por lanzar uno de los cuchillos verdes que reposando en su bolsillo,eso bastó para que él personaje frente suyo se moviera.

- ¡Que cruel Karasuma-sensei! - Se quejó dejando por fin el pobre aparato en la mesa,no es que lo quisiera dejar,había acabado con la batería.

Suspiró.

- ¿Qué te tiene tan mal? - Preguntó él agente con urgencia.

- No puedo contactarme con Nagisa-kun. - Se sinceró.

Tadomi mostró no mucho interés en el tema,pensaba que él chico seguramente aparecería para el segundo periodo excusándose con habese quedado dormido o haber perdido el tren,también diría algo como que su celular había sufrido un trágico accidente en esa desastrosa mañana,no veía porque tanta alarma en el tema,no sería la primera vez;pobre Karasuma,ojalá fuera el celular lo que sufrió un grave accidente.

Mientras las clases continuaban con su singular normalidad,en una bodega al otro lado de la cuidad se encontraba el chico culpable de la angustia de su profesor,más no en las mejores condiciones que podríamos esperar: su cabello se encontraba suelto sobre sus hombros,mechones del mismo se encontraban tirados justo a sus pies,la ropa que portaba estaba sucia y bastante arrugada,sus muñecas ardían como el infierno al llevar en la misma presión horas y horas,sus brazos entumecidos al no poder moverlos,sus piernas comenzaban a hormiguear por la falta del mismo movimiento,más la peor parte era su rostro,un ligero hilo de sangre brotaba por una de las esquinas de la tela,misma que se encontraba algo manchada de aquel líquido carmesí,un golpe se notaba en su mejilla derecha y varios rasguños no tan graves en el resto de su rostro,sus ojos azules se encontraban entre cerrados,las ojeras bajo los mismos comenzaban a verse aún más,su piel no tardaría en tomar un aspecto enfermo sino consumía siquiera algo de agua;más eso no era lo relevante,eso no era la prioridad del alumno que ahora se encontraba encerrado en esa asquerosa bodega,imposibilitado de comunicarse con alguien más que con el repugnante ser frente suyo,la silueta que se alzaba en la penumbra que brindaba el único foco de la habitación le daba escalofríos que no podía controlar,deseaba soltarse y borrar de una vez por todas la asquerosa sonrisa llena de burla que se pintaba en el rostro ajeno,deseaba ver en sus ojos la misma desesperación que él sentía,más no podía,y eso era lo que más le jodía.

En busca de tu perdón. - Karmagisa -Donde viven las historias. Descúbrelo ahora