~ Vigésimo Tercero

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Hyungwon se congeló en el lugar y luego sus ojos pasaron de mirar al pequeño que esperaba a ser vestido, sentadito sobre la cama familiar del dormitorio de la pareja, a la preciosa camisita de color amarillo suave  con lineas blancas que sostenia entre sus manos, completamente asombrado por la situacion.

— Oh Jooheonie, tu… — No completó la frase, sin saber cómo decirlo sin que sonara un regaño hacia el menor.

En realidad su asombro era algo bueno, pues se debía a que no podía creer cuánto el pequeño había crecido en los pocos meses que hacía que vivía con ellos. Exacto, el infante había aumentado una talla nuevamente, y muchas de sus ropitas venían quedandole pequeñas últimamente, Hyungwon era consciente de ello, pero cada dia era mas notable.

De cierta manera, eso le alegraba bastante porque atrás había quedado ese pequeñín de apenas dos añitos con baja estatura y peso, con bracitos y piernas delgadas, tembloroso y asustadizo que conoció una noche demasiado fría, ahora podía ver un bebe adorable y apapachable, saludable y demasiado curioso con las cosas más cotidianas y simples pero llamativas, como las plantas en el parque o la decoración en los escaparates de las tiendas al pasar.

— ¿Que ta mal, Wonnie? — Preguntó entonces, el infante, cansado por esperar en vano y sin entender qué es lo que el mayor estaba haciendo.

Hyungwon volvió a verle, suavizando su expresión y sonriéndole con ternura, y negó con la cabeza suavemente, dejando de lado la prenda que llevaba en sus manos para girarse en busca de alguna otra que le valiera al pequeño.

— Nada malo, Jooheonie, has crecido grande y fuerte y eso me alegra — Comentó, rebuscando entre los abrigos hasta dar con aquel sweater tejido, color rojo pasión, que la madre de Hyunwoo le había regalado por navidad al pequeño — ¿Quieres crecer grande y fuerte como Nunu, pequeñín?

— ¡Si, Nunu e muy gande! — Exclamó con alegría el pequeño, elevando sus manitas para acentuar sus palabras — Padece un osito de peduche.

El mayor rió enternecido por la forma tan adorable que tenía Jooheon de expresarse, cada vez con más confianza y animandose a usar nuevas palabras y frases más largas. Se acercó nuevamente a donde Honey esperaba y, aprovechando que sus bracitos seguían en el aire, comenzó a estrujar el sweater entre sus dedos para colocarselo con cuidado.

— Así es, Honey, es un muy lindo osito de peluche, igual de abrazable que tú — Hyungwon terminó de vestirlo y, rodeando su cuerpo con ambos brazos, le estrechó contra su cuerpo en un apretado abrazo para dejarle varios besitos en su rostro, haciendo ruidos exagerados y frotando su nariz con la del menor, que automáticamente estalló en carcajadas divertido por las cosquillas que le provocó su contacto.

— Bien, Honey… es hora de bajar que Nunu nos está esperando para irnos.

Aunque un puchero se dejó entrever en sus rosados labios, Jooheon se clamó apenitas como para asentir y dejarse llevar escaleras abajo, donde Hyunwoo esperaba en la sala, leyendo algunos mails en su celular mientras tanto.

— Ya estamos listos, cariño — Anunció el castaño, viendole desde el marco de la puerta que conectaba con el pasillo.

— ¡Cariño, cariño! — Repitió, a su vez, Jooheon con una sonrisa.

Ambos adultos rieron encantados por lo que, comenzaban a sospechar, era la nueva adquisición al lenguaje del pequeño. Quizás, ellos se trataban con ese término cariñoso demasiado seguido como para que el pequeño la comenzara a usar de la misma manera. De todas maneras, a la pareja le resultaba adorable de oír.

Hyunwoo se acercó para besar los cabellos oscuros del bebé y luego los labios de su pareja, antes de salir los tres fuera de la casa y en dirección a donde Minji vivía para dejar a su cuidado a Jooheonie mientras ellos iban a hablar con la hermana de Kihyun, Yeojoo, quienes les esperaba en su estudio esa mañana.

Serendipia || ShowhyungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora