Serendipia || Showhyung

Epílogo ~

~ Cinco años y seis meses después ~

El reloj marcaba las tres y media de la tarde y Hyunwoo alzó sus brazos para estirar lentamente la espalda y descansar sus tensos músculos.

“Jooheonie debe estar llegando en breve" pensó entonces, calculando mentalmente el trayecto que le habían enseñado a su hijo desde la escuela a su casa. Su nueva casa.

Con el pasar del tiempo, Jooheon fue creciendo y teniendo otras necesidades de crianza que llevó a la pareja a tomar la decisión de mudarse a una nueva casa y a un nuevo barrio, donde hubieran buenas escuelas y hayan lugares cómodos y accesibles. Su nuevo hogar no era muy diferente del anterior, su patio era quizás más amplio y contaban con una habitación propia para el niño y “sus pequeñas”.

El moreno acarició gentilmente el lomo de la gata que descansaba sobre su regazo y se preguntó en dónde andaría su pequeña hermana. Quizás Gucci estaría rondando por la cocina, donde Hyungwon estaba terminando de lavar los trastes usados en el almuerzo, mientras la serena Yoshi tomaba su siesta.

Ambas gatitas habían sido el regalo de Jooheon en su último cumpleaños. Las adoptaron siendo unas adorables, y diminutas, cachorritas, y habían crecido en gran medida últimamente.

—Cariño, ¿cómo vas con las cuentas? — Como si le hubiera llamado con la mente, Hyungwon se asomó por el umbral de la puerta que conectaba con el pasillo y le regaló una leve sonrisa cuando admiró a la minina sobre él.

Hyunwoo igualó su gesto y asintió con la cabeza. —Casi termino… ¿A qué hora comienza tu turno hoy?

Hyungwon miró el reloj que decoraba una de las paredes de la sala, contando mentalmente los minutos restantes mientras se secaba las palmas de sus manos distraídamente contra sus pantalones de entrecasa. Con la mudanza, el castaño renunció a su antiguo lugar de trabajo y buscó por algunas semanas hasta ser llamado de una clínica más pequeña, a pocas calles de donde residían actualmente.

El cambio había sido un poco inesperado, por que no estaban tan lejos como para resultar ser un gran impedimento, pero Hyungwon lo consideró como una nueva oportunidad y decidió aprovechar el cambio de aires.

— A partir de las seis, aún tengo tiempo, ¿Necesitas que te eche una mano o…

No terminó su oración, ya que el sonido de la puerta principal les interrumpió y ambos miraron en esa dirección, esperando a ver a su pequeño. Escucharon pacientemente como el pelinegro dejaba sus pertenencias en la entrada y los pasitos resonantes contra el suelo les advirtió cuando este se adentró a su encuentro.

—Nuestra adorable abejita ha llegado.

—Bienvenido a casa, Honey.

Pero el niño no les respondió, solo se acercó hasta donde ellos se encontraban en la sala, con el semblante tirante y serio, un puchero bien marcado y sus manos apretadas en pequeños puños.

Sin frenar su ritmo, Jooheon se dejó caer de costado a lo largo del sofá, a espaldas de Hyunwoo, y cruzó sus brazos sobre el pecho, mirando a un punto cualquiera del techo. Un segundo después, la intrépida Gucci apareció sobre el respaldo del mueble para aterrizar sobre el recién llegado y comenzar a ronronear en busca de atención y mimos.

La pareja, tomados por sorpresa por su repentina actitud, intercambió una mirada en completo silencio antes de arrimarse a su hijo.

—¿Sucedió algo en el colegio hoy, cariño? — Hyunwoo consultó, con voz calma, acariciando las costillas y estómago de su pequeño con afecto, como solía acostumbrar, dando sutiles apretones que, sabía, le harían cosquillas.