Se estiro perezosamente, intentando hacer el menor ruido posible, para no despertar a las chicas que dormían tranquilamente abrazadas entre ellas.
Bajo lentamente a la planta baja, mientras el gato se apresuraba a seguirlo, maullando por alimento.
Sonrió al darle su desayuno a Elliot, no es que no le gustaran los animales, pero cuando Sid, había llegado esa tarde con ese saco de pulgas entre sus brazos, le había costado un poco más de lo habitual convencerlo.
Acaricio cariñosamente el lomo del minino sonriendo, al menos a cambio, de dejárselo conservar, había obtenido un fin de semana, que a un recordaba con añoranza, se lamio levemente los labios, quizás Sid estaría de humor, para volver a usar el cosplay de pilota de Eva.
Prendió la estufa, antes de tomar el pan de la alacena y un par de huevos, hoy prepararía un par de huevos en canasta, acompañado de un poco del arroz de la cena de anoche.
Estaba terminando de desayunar, leyendo el ultimo articulo interesante en el new york, cuando un par de voces llamaron su atención.
-- -- ¿Cómo puedes estar tan fresca? – cuestiono Jordán estirando de nueva cuenta su espalda.
-- -- Creo que me acostumbre a su ritmo – contesto coquetamente Sid – no vives con una maquina sexual, sin adquirir algo de resistencia – bromeo su novia.
Quizás fuera el pequeño apelativo usado, para referirse a su persona, o las risas mas que nada, pero cuando entraron en el comedor, las chicas encontraron al dueño de la casa, sonrojado hasta las orejas, ocasionando mas risas de parte de ambas.
Sonrió mientras entraba en la cocina, después de saludar a ambas chicas, tan solo era una mañana normal en su casa, prepararles el desayuno a bellas mujeres, mientras ellas hablaban descaradamente de su rendimiento sexual de la noche anterior, pero con algo de suerte esta noche tendría a un par de pilotas de Eva, para pasar la noche.