Se diría que al tener diez hermanas, tendría bastante experiencia previa, pero aun así, viéndolo desde otro punto de vista, llevaba ya dos horas parado al lado del vestidor, cargando mas ropa de la que en verdad podrían pagar, en especial dudaba que Sid fuera a usar algo de ello, pero su novia en ocasiones era poseída por algún espíritu maligno, y era cuando su dinero se evaporaba rápidamente, a un que en otras ocasiones el gasto bien valía la pena.
-- -- ¿Qué te parece? – pregunto su novia, abriendo la cortina del vestidor, luciendo unos jeans pegados que resaltaban sus hermosas caderas, combinado con un top con un gatito sonriente, que encuadraba bien entre sus senos.
Lincoln trago un poco de saliva, agradeciendo tener ese montón de ropa entre sus manos, dado que estaba mas duro que el palo mayor de una Fusta.
-- -- Tomare ese sonrojo como un si – Sonrió la chica coquetamente, antes de cerrar la cortina, dándole algo de tiempo a su novio, para controlar su respiración, e intentar controlar su erección.
En lo cual fallo miserablemente, en el momento que Sid abriera de nuevo la cortina, para preguntarle que le parecía el conjunto que lucía en esos momentos.
Logrando que su amado tuviera un ligero escurrimiento nasal, porque si había algo que volvía loco al chico Loud era una mujer que disfrutara haciendo cosplayer.
Y ese disfraz de Wonder Woman, en verdad resaltaba todos los atributos de su amada, dejándole con la sensación de no saber dónde mirar.
Ya fuera sus torneadas piernas, sus hermosas caderas, el escote que dejaba dar un ligero vistazo a sus senos ligeramente cubiertos de pecas, o esa sonrisa juguetona que le daba a entender que podía mirar mas no tocar.
Sid jugo un poco más con el momento, agachándose ligeramente, dejándole ver un poco más de carne, acomodándose el traje justo en los lugares precisos que se necesitaba remarcar, torturando un poco más a su novio.
Cerro la cortina, justo en el momento que Lincoln tuvo que dejar la ropa en una de las sillas del vestidor, mientras intentaba no manchar nada, corriendo hacia el baño de la tienda.
Eso quizás le enseñaría a no volverle a ganar en Mario Kart otra vez, después de todo cuando quería ella podía ser más despiadada que un caparazón azul, lanzado en la recta final de la carrera.