Sid rio ante lo ridículamente tierno que se veía Lincoln con su disfraz de conejito, entregando folletos en su trabajo de medio tiempo para el café.
Las orejas la colita y el reloj de cadena resaltaban bastante, su cabello blanco, más encima si en su chaleco a cuadros llevaba una etiqueta con el nombre de Mr Rabbit, en una clara alusión al clásico infantil.
Pero de las risas paso al enojo y frustración, al ver que ya no solamente niños se acercaban a saludarlo, antes de entrar al local, siendo ahora mujeres maduras, las cuales se detenían a coquetear un poco, con ese lindo y tierno conejito, arrancándole unas cuantas sonrisas nerviosas, y casi siempre terminando con un número telefónico anotado en alguno de los folletos, con un beso en la mejilla para cerrar la invitación.
-- -- Tomare el otro disfraz un rato – dijo gruñéndole a su mejor amiga, la cual, se limito a sonreír, al ver al novio de su amiga, intentando conservar la compostura ante esa voluptuosa clienta que parecía dispuesta a llevarse a ese conejito a su casa, esa misma noche.
Veinte minutos después.
Una pequeña muchedumbre se fue formando a su alrededor, que intentaba sonreír ante la gente que no dejaba de grabarlos, y a un que eso fuera bochornoso, Sid nunca admitiría que ponerse el disfraz de Mrs Rabbit, orejas y colita esponjosa incluidas, había sido una medida desesperada, para mantener a su novio con los pantalones en su lugar.