Sid era una gran novia, la mayor parte del tiempo, comprensiva y amorosa, pero hasta ella tenía un límite, y ese límite había sido superado esa noche.Tomo a la otra chica y prácticamente la lanzó desnuda del departamento, para a continuación encarar a su novio, el cual intentaba vanamente calmarla con palabras, que sonaban cada vez más huecas y banales.
-- -- ¿Crees que soy idiota? – cuestiono secamente la chica, mirando gélidamente, a su pareja, el cual, no supo qué responder ante esa pregunta.
Ante el silencio, Sid dio media vuelta, y entró al dormitorio que compartían, cerrando con seguro la puerta.
La chica dejó salir un bufido, mientras tomaba la maleta entre sus manos, ¿Cómo diablos había aguantado tantas cosas? Se cuestionó mentalmente, metiendo ropa en la maleta, mientras su pareja golpeaba desesperado la puerta, pidiéndole perdón.
Cosas, como tener tríos con sus amigas, con las hermanas del chico, con su propia hermana, o peores cosas, en su afán de complacer a su novio, eran el pan de cada día, en su relación.
Negó levemente, no es que ella no disfrutará su sexualidad, pero Lincoln, en ocasiones sobre dimensionaba todo, como en su viaje al caribe.
Ella solo quería un fin de semana, a su lado, no terminar en medio de una bacanal, de ocho chicas vs un chico, insaciable sexualmente hablando.
Los golpes de la puerta crecieron en intensidad, cuando, termino de armar la maleta.
Dejó salir otro bufido, antes de abrir la puerta, tirando en el proceso al chico al suelo.
-- -- Sid, yo, yo – intento decir su novio – yo – la chica observo detenidamente la cara de terror y desesperación, y por raro que pareciera, no la lleno de ningún sentimiento.
Le arrojó la maleta en el estómago, sacándole el aire a su todavía novio en el proceso.
-- -- Te quiero fuera del departamento – siseo – tienes un minuto, para irte, o si no – amenazo fríamente la chica.
Lincoln intentó tomarla de la mano, buscando mentalmente como calmar la situación, quizás el haber invitado a esa camarera había sobrepasado un límite, pero hasta ahora, a Sid no le molestaba en lo absoluto, encontrarlo disfrutando de la compañía femenina.
La llave de lucha, que le aplicó su novia, lo tomó por sorpresa, a un más que el golpe que se dio contra el piso fuera del departamento, peor aún el golpe que la maleta le propinó en su rostro, dejaría una marca.
-- -- Y dale a tu ramera su ropa – gritó, lanzándole las prendas de la otra chica a la cara, la cual, se apresuró a ponerse su vestido y salir huyendo de ahí.
Aunque ese chico fuera lindo, era demasiados problemas, para un polvo rápido.
Lincoln a un hizo un vano intento de disculpa, al momento que la puerta se cerrará ante su cara de golpe.
Ahora en verdad, si la había cagado y en grande, solo esperaba, poder crear un plan para solucionar las cosas, aunque el ruido de objetos rompiéndose y el llanto proveniente del departamento, le daban a entender que, incluso con un plan, recuperar a Sid, sería una cuestión de vida o muerte.