Capítulo 28: Ideas ridículas.

32 3 3
                                    

Narrador omnisciente:

Laboratorio:

7:23am

- Bien ¿Que tenemos aquí? - Preguntó Malloy al llegar a la mesa, al mismo tiempo que se colocaba unos guantes de plástico. Había estado muy activo, por que el dia de hoy era importante.

- Estos, son los dos objetos principales y con mas ADN que hemos encontrado en el caso - Indica la chica, forense, encargada del laboratorio, tenía el cabello negro recogido en una coleta de caballo, lentes de aumento y su bata blanca y por su puesto ella también tenia guantes. Su rostro era lindo y blanco, con lindas mejillas y ojos marrones.

Ella movió un poco la lampara que iluminaba solamente los objetos para poder verlos mejor.

- Primero - Señalo el primer objeto con determinación - Los tornillos.

Malloy, no dijo nada solo se cruzó de brazos mirandolos analiticamente, esperando a que continuará:

- Loa tornillos que encontraron en el patio el dia del accidente de la casa del árbol de sus hijos. Había rastros de ADN en ellos (Saliva) ya que al parecer el atacante uso sus dientes para sacarlos.

- ¿Y es cierto? - Inquirió.

- Muy cierto, la persona que hizo eso debía dañarse gravemente los dientes - Explicó - Y el segundo - Señalo el segundo objeto - El arma de electrochoque.

Malloy sintió una punzada en su pecho al decir eso, el sabía por qué.

- Encontramos huellas digitales y con estas dos pruebas es mas que suficiente, como para atrapar a la persona responsable y saber todo su árbol genealógico.

La forense caminó hacía un televisor y lo encendió. El lugar estaba oscuro por lo que se podía ver perfectamente el rostro de la persona que aparecía en la pantalla.

- Lo sabía, maldita sea - Murmuró Malloy, desconcertado, quizas furioso, la chica dejo el control en la mesa, ella quizás nunca había hablado con el hasta que se presentaron hace unos minutos, pero había estudiado bien cada detalle de su caso, quizás por eso sentia que lo conocía.

- No te ves muy sorprendido - Le comentó con gestó confianzudo. Malloy siguió mirando la pantalla.

- ¿Como es que ese idiota sigue haciendome la vida imposible despues de tantos años? - Dijo, quizas eso era lo que no podía creer al principio, pero ahora que estaba confirmado, no le causaba alguna sorpresa.

- Lucas Wilson, criminal, encarcelado sus 15 años años en un reformatorio por delitos graves: secuestro y tortura, tres años después logró salir luego de una revuelta y nunca lo volvieron a encontrar - Leyó la chica, con ese toque de interés que siempre presentaba.

- ¿Entonces el fue a la casa de mi madre y sacó los tornillos de la casa del árbol? ¿El es el anónimo? - Inquirió. Ella asintió como si hubiera dado en el clavó.

Ya en definitiva, se sabía que el ataque anónimo de la casa se el árbol fue obra de Wilson.

 - ¿Y como mierda sabía que mis hijos se subirían ahí?

- Alguien tuvo que intervenir y debía estar en la fiesta. Yo creo que deben interrogar a los gemelos.

- ¿Interrogarlos? - Malloy levantó una ceja.

- Perdon, hablar con ellos - Corrigió para que no sonará tan exigente, ella siempre había cumplido su trabajo de manera profesional, pero a veces se le escapaba alguna que otra cosa que no sonaba muy decente - Si quieren pueden hacerlo ustedes mismos, su esposa y usted, obsequienles un paquete de galletas a los niños y comiencen a hacerles preguntas, como: ¿Con quién hablaron antes? ¿Si quizas notaron algún comportamiento extraño en alguien?

Jaque Mate [El Juego Final] ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora