Se tapó la cara avergonzada. No quería tener que verlo de nuevo, bastante tenía con hacerlo en clase. La cola comenzó a avanzar de tal manera que cuando vino a darse cuenta estaba frente a él. El chico parecía tan sorprendido que ni se inmutó, solo una cosa cambió en su expresión facial... Una sonrisa ladina estaba dibujada en su boca.
-Buenas tardes, ¿qué van a pedir la señorita y su pareja?
Connor se echó a reír, burlándose del ignorante comentario que el chico rubio acababa de pronunciar.
-Veo que no eres muy listo... Es mi hermana pequeña aunque no creo que eso te importe. Dos McPollos, patatas fritas normales y dos coca-colas, para llevar.
Tal cual, su hermano mayor le había hecho un zas en toda la boca y estaba reprimiendo sus ganas tremendas de estallar en carcajadas. Se lo había tenido merecido, por entrometido. Observó con paciencia como el chico iba y venía dentro de la cocina, cogiendo los pedidos y metiéndolos en las bolsas correspondientes. Cuando el pedido de Connor y Silver estuvo listo, le tendió la bolsa a la chica para que la cogiese, aprovechando el momento para rozar su mano. Esa rápida y suave caricia provocó un leve rubor en sus mejillas, obligándola a desviar la mirada hacia otro lado, evitando encontrarse con los ojos azulados del chico que tenía delante.
-Jean, perdona, ésta es tu McPollo, una de las cosas que te he dado son palitos de queso, lo siento.
Un chico alto, delgado y moreno que había visto anteriormente. Seguramente sería nuevo en el trabajo y estaba convencida de que quizá no volvería a verlo más después de aquello. Cambiado ya correctamente el pedido, Connor pagó todo y se encaminaron hacia el cine, para comprar dos entradas de cine para ver Megalodón. Realmente era algo apasionante entrar a ver esa película con su propio hermano, pues era algo que a ambos les fascinaba. Buscó la fila y los asientos con la mirada, pese a la poca luz que la ayudaba a realizar esta labor, pero lo consiguió. Una vez situados, esperó a que todo quedase totalmente a oscuras y empezase la película.
Tras haber terminado la película y con la adrenalina totalmente alterada, Silver se encontraba comiendo su McPollo en la zona exterior del centro comercial. Sentada en la acera y con la americana de su hermano sobre sus hombros, esperaba a que el chico terminase de hablar por teléfono con a saber quién. Solo había dado un mordisco cuando escuchó una voz familiar, poco familiar pero lo era. Giró su cabeza y ahí estaba de nuevo. Se estaba poniendo su chaqueta de cuero negra, ocultando bajo ésta una camisa de cuadros rojos. Jean se permitió mirarla una vez a los ojos mientras pasaba a su lado y notando una fuerte punzada en el pecho. Iba rodeado de chicas, con distintos colores de pelo, piel, altura, peso, daba igual cómo fueran, a él no parecía importarle y detrás suya, su mejor amigo, cabizbajo, como si nada de lo que el chico fuese a hacer posteriormente le fuese a gustar lo más mínimo. Por fin su hermano colgó el teléfono y cuando se giró para mirarla, una sonrisa maliciosa y unos ojos achinados decoraban su cara.-No me gusta por dónde vas... Así que, no.
-Hay una fiesta en casa de Savannah McKinney, ya sabes, de esas con alcohol, drogas, sexo, diversión en estado puro y duro.
La chica no dudó en taparse la cara y negar con la cabeza. Se negaba rotundamente a ir y menos sabiendo que cabía la posibilidad de que Jean estuviese allí con alguna de sus amigas.
-He dicho que no, ¿te lo tengo que repetir como a los niños pequeños? No es no.
Su hermano puso los ojos en blanco y negó con la cabeza, cogiendo el brazo de la chica y riendo a carcajadas. Ayudó a la rubia a levantarse, pasándole el brazo por encima y encaminándose hacia el coche de Connor.
-Vamos a ir y lo vas a pasar bien, créeme, una buena fiesta te va a venir bien.
Bufó. Su hermano nunca sabía aceptar una negación a sus invitaciones y eso la sacaba de sus casillas. Era peor que un niño de cinco años cuando le quitan algo que le gusta y se enfurruña. Se deja guiar hasta el Audi y abre la puerta para dejarse caer sobre el cómodo y cálido asiento. Cerró la puerta y esperó a que el chico entrase también. Miró su ropa y negó con la cabeza, si tenía que ir, no pensaba ir así vestida.
-Debo cambiarme si me vas a obligar a ir.
-No, así vas muy guapa, ni sexy ni provocadora.
-Cállate y conduce el coche hasta la fiesta si no quieres que te pegue.
Sorprendido por el comentario tan poco ingenioso de su hermana, metió las llaves, arrancando el coche y acercó la mano a la radio, subiendo el volumen y dejando que sonase la nueva canción de Elle Goulding. Se bajó del coche, sintiendo como el frío le golpeaba fuertemente y un escalofrío recorrió su espalda pero le restó importancia. Avanzó con su hermano, llegando a la puerta y tocando el timbre. Silver se encontraba mirando las flores que la señora McKinney tenía adornando su jardín, violetas y rosas blancas, una combinación que en su opinión, elegiría para decorar la mesa de cualquier evento, cuando la puerta fue abierta por un rostro conocido. Era una de las chicas con las que había visto salir a Jean del centro, y al fondo se le podía ver a él siendo besuqueado por otra de ellas, una odiosa pelirroja...
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Quiero darle las gracias a @harrysselfies por hacer la portada de esta historia. Os recomiendo que la sigáis y leáis sus historias. Sayonara girls and guys,,!!