De mano a mano

709 42 11
                                    

—La mayoría de las veces no es por voluntad propia, tu entorno te fuerza a hacerlo, pero el infierno de quien se empuja a sí mismo es distinto. Ve lo que hay más allá de ese infierno, puede que sea esperanza o puede que sea un nuevo infierno. Eso sólo lo descubre quien continúa avanzando.

—Tiene sentido —musitó el rubio en un suspiro para enseguida levantarse de su lugar dispuesto a irse.

—Falco, quiero pedirte un favor.

—¿Qué desea, señor Krueger?

—Quiero enviar una carta, pero si la envío desde aquí la revisarán.

—Lo sé.

—Descubrirán que estoy fingiendo, por eso quiero que la lleves a un buzón de fuera.

—De acuerdo —sonrió acercándose—. ¿Es para su familia?

—Sí, sólo quiero decirles que estoy aquí y que estoy bien —el pequeño la tomó entre sus manos sonriendo, sintiéndose feliz de poder hacer algo por ese hombre y así distraerse de sus deberes.

—Lo haré, señor Krueger —soltó antes de darse la vuelta y salir corriendo. Eren asintió, mirando al chico salir del hospital, escuchando de pronto unos pasos que se acercaban.

—¿Para quién es la carta?

—Para Armin —respondió girando el rostro para mirar a Soho, arrugando los ojos por el sol de la tarde.

—¿Armin?

—Es un aviso —asintió agachando el rostro—. Un aviso para que estén listos si debemos volver a Paradis.

—¿Volver?

—Les escribí que es más fácil enfrentarlos detrás de las murallas que en un lugar que desconocemos.

—Pensarán que quieres destruir Paradis —negó Soho confundida.

—Prefiero que piensen eso a que sepan que quiero destruir Marley. Sabes que me detendrán.

—¿Y tú que piensas?

—Quiero destruirlos, pero es más fácil enfrentarlos en Paradis.

—Para ellos es más fácil —soltó la joven, fingiendo acomodar sus vendas por si alguien los miraba—. Pero para ti es igual aquí o allá. Eres un Titán.

—Ya lo dijiste, soy sólo un Titán, Soho.

—Y por eso debemos permanecer aquí, para que consigas a los demás —susurró, mirándolo a los ojos con determinación—. Atacarlos desde dentro sería una buena idea. Sus armas no te harán demasiado daño —de pronto, frunció el ceño—. O ¿es que acaso quieres seguir el plan de Zeke?

—No —bufó Eren, desviando la mirada.

—Entonces consigue el Titán Martillo de Guerra. Los Tybur estarán aquí pronto —el ojiverde asintió lentamente.

—Primero debemos conocerlos.

—Descuida, me encargaré de eso —Eren la miró y sonrió—. Ahora, ¿qué debo decirle a Levi?

—Lo contrario a la carta —la castaña frunció el ceño.

—¿Qué?

—Le dirás que nos quedaremos para tratar con diplomacia. La palabra guerra no debe salir de tus labios o su confianza en ti desaparecerá —Soho alzó una de sus cejas sin convencerse—. No es conveniente que sepa que pensamos lo mismo.

—¿No es más sospechoso?

—No en este caso —negó Eren frunciendo el ceño.

—Y ¿no hubiera sido mejor que eso hubiese ido escrito en tu carta?

𝑩𝒓𝒐𝒌𝒆𝒏 𝑾𝒊𝒏𝒈𝒔 • SNKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora