Al final de todas las cosas

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Una espesa y tibia nube de vapor cubrió el claro y todo a su alrededor.

Armin suspiró mientras parecía haberse desmayado en lo que el cuerpo de su Titán se desvanecía por última vez.

Abrió los ojos, enderezándose con ayuda de sus manos mientras el vapor lo rodeaba, sintiéndose confundido. ¿En verdad todo se había terminado? Se preguntó mientras se miraba la mano, recordando todo lo que Eren le había mostrado aquella vez que había pensado soñar despierto cuando se dirigían al puerto.

—Armin... —la tenue voz de Mikasa se escuchó a su lado. Fue entonces que giró el rostro para ver como el cuerpo de su amiga se abría paso entre el vapor.

Una grito ahogado salió de su boca.

Un grito lleno de dolor que no llegó a manifestarse.

Un grito que se alojó en su pecho, provocándole un punzante dolor.

Mikasa cargaba con la cabeza de Eren. La abrazaba contra su pecho con amor y dolor. La sostenía con tristeza y muchas otras más emociones que no pudo descifrar.

—No —gimió Armin, levantándose rápidamente sólo para ver a Mikasa caer sobre sus rodillas y comenzar a llorar desconsoladamente sosteniendo a Eren.

Armin cayó a su lado, con lágrimas en el rostro y gimoteos que causaban un terrible ardor en su garganta.

—A ti... también... ¿te volvieron esos recuerdos, Armin? —lloraba Mikasa, observando a su amigo con un dolor profundo en su mirada. Los ojos aguados y el rostro humedecido—. Cuando... Eren fue a vernos...

—Sí... vi... las consecuencias de tu elección —musitó Armin sin más, tomando la cabeza de Eren entre sus manos. No deseaba culpar a su amiga. Sólo había un sólo culpable, pero estaba harto de señalarlo.

Pero... si tan sólo Mikasa hubiese aceptado sus sentimientos.

Si tan sólo Eren se los hubiese hecho saber.

Ya era demasiado tarde. Eren había dejado de lado el amor y había abrazado la venganza.

No podía culpar a Mikasa. Nunca hubiese podido saber el alcance de una mala elección, jamás. Pero si tan sólo...

—Ahora... iré —soltó Mikasa, sorbiendo por la nariz.

—¿Dónde? —Mikasa lanzó una mirada hacia el claro, en donde comenzaba a desvanecerse el vapor de los titanes puros.

—Si nos quedamos aquí así... quizá Eren... no podremos enterrarlo —lloró, abrazando la cabeza de su amado mientras Armin agachaba la mirada. Eren era el enemigo de lo que quedaba de la humanidad y no lo dejarían descansar.

—Así es, déjalo dormir en un lugar tranquilo —gimió Armin, llorando aún más en sólo pensar que su amigo no estaría más a su lado.

Mikasa se levantó y volvió a abrazar a Eren contra su pecho, en donde permanecería siempre.

—Eren se quedará dormido en ese lugar que amaba.

—Creo que es un buen lugar —sonrió Armin con tristeza, dejando a Mikasa caminar hasta Paradis y cubrir su espalda.

—Creo que es un buen lugar —sonrió Armin con tristeza, dejando a Mikasa caminar hasta Paradis y cubrir su espalda

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𝑩𝒓𝒐𝒌𝒆𝒏 𝑾𝒊𝒏𝒈𝒔 • SNKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora