Capítulo 10

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Al siguiente día, Zulema se encontraba en mejores condiciones aunque el dolor de cabeza persistía y era una completa molestia. Su cara aún se encontraba por partes hinchada y tenía una venda en todo el abdomen que la ayudaba a no producirse más desgarres musculares en la zona de las costillas, esta vez sí que la habían jodido. Estaba intentando comer su desayuno sin éxito alguno cuando se abrió la puerta de enfermería e ingresó la inspectora acompañada del subinspector.

- No sé quién fue, no voy a declarar- Dijo nada más los vio, intentando llevarse un poco de manzana a la boca con total cuidado.

No estamos aquí por eso- Aclaró el subinspector.

¿Entonces?- Masticaba con completa parsimonia, en verdad le dolía existir.

- Tenemos respuesta de fiscalía, el juez aceptó rever tu condena si ayudas con éxito en el caso- Zulema la miró analíticamente.

¿Con éxito?- Se mofó - Yo puedo dar información de técnicas, métodos, rutas, pero el éxito o fracaso depende completamente de ustedes y sus capacidades. Mi condena se tendrá que ver de acuerdo a lo que aporte, no a los resultados que ustedes obtengan, inspectora-

Helena se burló y volteó los ojos. Zulema Zahir era imposible, un puto coco muy difícil de engañar, por no decir casi imposible.

Eres un hueso difícil de roer, ¿eh?- Zule le sonrió y le picó el ojo.

- ¿Me está coqueteando inspectora?- Ambas se burlaron. Helena la detestaba, pero a la vez le tenía demasiado respeto a su inteligencia y capacidad de persuasión - Venga, cuando fiscalía y el maldito juez sean razonables, ambos tortolitos me buscan y yo encantada les doy la información que necesitan en algún vis a vis. Pero íntimo, no es conveniente que sepan aquí dentro que tengo negocios con la poli- Señaló su rostro.

Helena asintió con una mueca y ambos se retiraron. Zulema fue inteligente al pedir vis a vis íntimos, pero no contaba con que una reclusa accidentada a pocos metros de ella había escuchado esa conversación y que en algún futuro eso le costaría caro.

 Zulema fue inteligente al pedir vis a vis íntimos, pero no contaba con que una reclusa accidentada a pocos metros de ella había escuchado esa conversación y que en algún futuro eso le costaría caro

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La doctora volvió a darle otro calmante y aunque detestaba la idea su cabeza y todo su cuerpo lo agradecía. Se despertó al sentir un ligero movimiento en el brazo y alguien susurrando su nombre, notó que era Saray y acabó por espabilarse.

- Ey, bella durmiente-

- ¿Qué haces tú aquí?- Notó que la gitana tenía los ojos brillosos.

- No pues...- Se encogió de hombros - Esté o no molesta contigo sigues siendo mi comadre, después de todo siempre has sido lo único que tengo aquí dentro- Zule levantó su mano y golpeó sutilmente su mejilla.

- Venga ya, dramática-

Saray sonrió y tomó su mano entre las suyas - El hijo puta del Dr House se enteró que fue Goya y dicen que la tiene colgada, no sé si será verdad pero no lo dudaría viniendo de él - Zulema no le respondió. Solo apartó la mirada y asintió, sintió como la mirada detallista de su amiga recorría su rostro.

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