- Que hijos de puta- Susurró un hombre, oculto tras los arbustos frente a la cabaña.
Había durado meses enteros con sus días y noches buscando al nieto de Magdalena Cruz. Aquella familia le debía a su jefe una cantidad exorbitante de dinero y el único modo de hacer valer sus derechos era amenazándolos por medio de ese niño; Emmanuel. Sin embargo Emmanuel había desparecido el día de la muerte de la vieja y todo indicaba a que el director de la cárcel y una reclusa muy peligrosa lo habían secuestrado.
¿Pero para qué? Eso se preguntaba todo mundo. Si esos asesinos querían venganza, ¿acaso no era suficiente con haberla matado a ella? ¿Qué querían con el niño? Nadie entendía sus motivaciones y en todo caso el niño seguía sin aparecer, era como si se hubiesen esfumado de la faz de la tierra.
Pero ahora él los había encontrado, sí señor.
Malek y Zulema follaban en la cocina y gemían sin pudor, hasta él escondido en arbustos a unos metros podía escucharlos. Dejando de lado el momento incómodo, no veía al niño, pero luego notó que había una habitación con las luces apagadas y supo que ahí debía estar. Se movió ágil entre la hierba, dando volteretas y con el mayor cuidado. Al llegar a la ventana se levantó y se asomó, no veía nada porque las cortinas estaban cerradas, pero por una pequeña abertura pudo divisar una cama y al niño acostado allí.
- No me jodas Malek- Se escuchó la voz de la mujer a la vez que se abría la puerta de entrada. El tipo se agachó rápido y retrocedió un poco hacia la oscuridad. Aunque estaba a un costado de la cabaña, aquellos dos asesinos podían salir a hacer ronda y entonces se judería todo.
- Sentí un ruido- Respondió el que sería el ex director de la cárcel.
- Estas peor que Emmanuel con esas putas películas, joder-
Malek no respondió, estaba alerta y tenía un presentimiento. Mientras besaba a Zulema y la follaba contra la mesa, sintió un escalofrío en la espalda, fue raro... Por eso salió, ligeramente tapándose el miembro con una caja de cereal y empuñando un arma con la otra. Zulema quedó sentada en la mesa, pendiente de las ventanas y de cualquier ruido. Duraron así al menos dos minutos, quietos a más no poder y sufriendo de frío por la puerta abierta, para luego desechar aquella idea loca y continuar en lo suyo, parecían en plena luna miel.
El tipo respiró aliviado una vez sintió que Malek cerró la puerta y entonces se dispuso a hacer su trabajo. Movió un poco la primera ventana pero estaba cerrada, luego empujó un poco la otra y esta cedió, él puso su mano en el borde para evitar los rechinidos a la vez que abría un tris más. Una vez pudo meter el brazo, abrió la otra y de la nada tenía ambas ventanas abiertas de par en par, dejando que un viento helado se colara dentro. Se levantó con cuidado y entró, pierna a pierna y con el mayor cuidado. El director y la mujer follaban distraídos y eso era lo único que sonaba de fondo. Una vez estuvo frente a la cama de Emmanuel, le tapó la naricita con un pañuelo humedecido en éter, fue rápido.
Emmanuel cayó inconsciente antes de poder pedir ayuda o ni siquiera patalear.
Sacar al niño de allí fue sencillo, el tipo hasta volvió a cerrar las ventanas con cuidado, y cargándolo como un pequeño bulto desapareció rápidamente en el bosque sin dejar mucha evidencia, o eso creía él.
Zulema y Malek siguieron sumergidos en la pasión, inocentes de la novatada de la que habían sido víctimas. Aquella noche ninguno se preocupó por chequear al pequeño Emmanuel y eso les pasó factura a la mañana siguiente, cuando siendo las 9 am, Emmanuel no entraba corriendo como loco a su habitación para exigir que le prepararan cereal y que aprendieran jeringonza juntos.
Zulema fue la primera en abrir los ojos y frunció el ceño tan pronto cayó en cuenta del silencio sepulcral que había. Se sentó en la cama, miró a Malek y luego la puerta... Se le hizo raro y aunque agradeció el tiempo extra de sueño, sentía algo en el pecho, como inquietud. Decidió ignorar ese sentimiento, se aseó un poco y luego fue a preparar café, pero el ambiente se sentía más quieto de lo normal y mientras llenaba la jarra con agua para colar el café, tuvo el impulso de ir a la habitación de Emmanuel. Abrió la puerta con cuidado, porque en caso de que el chaval estuviera profundo, lo último que quería era levantarlo y perturbar aquella hermosa paz. Pero al entrar y ver la cama vacía sólo pudo entrar en un shock que le duró al menos 30 segundos. Buscó rápido con la mirada, se agachó para ver debajo de la cama, quizás el niño estaba jugando a las escondidas, miró en el armario, miró en cada rincón de la casa mientras el corazón le latía con fuerza.
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ODISEA
ActionOdisea será la que Zulema Zahir tendrá que atravesar cuando vea que el nuevo director de la cárcel es un antiguo amante. Ambos lucharán constantemente para establecer un dominio sobre el otro y así, sea juntos o separados, poder llevar a cabo una v...