Capítulo 19

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Una vez la doctora de la cárcel revisó y curó las heridas de la rubia, Malek decidió enviarla a aislamiento. Zulema había lastimado algunos nervios que necesitaban recuperarse y la doctora sugirió dejarla en la enfermería para que su recuperación fuera más pronta y eficaz, pero a Malek le importaba una mierda todo eso y lo que pasara con Macarena.

- Los guardias están esperándote-

- ¿Pero que no ve que ni siquiera puedo mover los brazos?-

- Pues te jodes, ¿quieres actuar como pandillera? Ahí tienes las consecuencias- Levantó los hombros despreocupado.

- Y Zulema... ya está allá supongo ¿no?- Preguntó mientras se levantaba con dificultad.

- No te importa, lo que debe preocuparte es que el negocio terminó para ti por un buen tiempo, por imbécil-

- No puede hacer eso, joder- Lo miró enfadada y sorprendida.

- Desde el agujero no puedes vender. Tengo asuntos que resolver, más tarde pasaré por la mercancía- Sin decir más se fue, permitiendo que los guardias ingresaran para llevársela.

A los guardias poco le importaron las heridas de Macarena, cuando la mujer se detenía a quejarse o caminaba lento la tomaban de los brazos y apuraban su paso sin reparo alguno, así hasta llegar a la celda de aislamiento y una vez allí la empujaron para que entrase. El odio que estaba sintiendo en ese momento invadía todo su ser, ¿cómo era posible que Zulema siguiera jodiéndole la vida a pesar de todo? ¿cómo podía seguir liberándose milagrosamente de las situaciones? Antes creía que era un gato con 7 vidas pero, ¿y ahora? En más de una ocasión había escuchado que la llamaban bruja y en esos momentos se lo tomó con gracia, siguiendo una imagen de villana de cuento infantil, pero la verdad ahora se lo replanteaba seriamente.

Estaba tan harta de la mora, pero sonrió al recordar su última jugada... Maca sabía que terminaría en aislamiento, matara a Zulema o no, así que antes del show preparó su ataque y no Malek no demoraría en llegar a joderla. En ese momento escuchó unos pasos desde el pasillo y se rió.

- Ferreiro -

- Director, no esperaba verlo tan pronto. ¿Ha llegado mi turno de follarmelo para probar que merezco salir de aquí?-

- Joder que asco. Hemos registrado entre tus cosas y no encontramos la droga, ¿dónde está?-

Macarena levantó las cejas y los hombros - No le va a gustar la respuesta-

- Habla ya -

- Zulema Zahir las tiene. Insistió en meterse al negocio y le pasé la mercancía-

Malek dudó por algunos segundos, le costaba imaginarse a Zulema vendiendo droga... Ahora que iban a fugarse para llevar a cabo la venganza, ¿para qué necesitaba hacer todo ello?

- Siento que estas un poco obsesionada con Zahir, ¿eh?-

- ¿Obsesionada? Eso es ridículo, pensaría que es alrevez-

- ¿Y a qué se debe eso?- Iba a llevarle la corriente.

No había nada más patético que una tipa corriente alardeando de tener sexo e inventando historias que jamas han pasado realmente, como su dichoso "encuentro con Zulema", a la gente le gustaba vivir en fantasías y a él le divertía escuchar.

- Ya conoce un poco de nuestra historia, ¿no?-

- Zulema ha negado todo, le da asco y todo... Y a mi también me daría asco meterme contigo Ferreiro, estas más usada que limpión de cocina- Se burló - venga, deja de vivir fantasías, por tu bien - Le picó el ojo y luego salió.

Macarena había sonreído como ganadora hasta el último minuto, era cierto que vivía de la aprobación ajena, le gustaba sentirse observada y alabada pero ahora lentamente le iban sacando al sol sus trapos y no pudo evitar sentirse un poco humillada. Desde su aventura con Fabio, cosa que la tuvo en boca de toda la cárcel, no le había pasado nada más emocionante y ahora se daba cuenta de que lo extrañaba. ¿Era acaso un complejo? Sentirse inferior todo el rato... ¿Quizás, envidiosa de lo que el resto lograba y ella no?

Al irse Malek, la rubia quedó pensativa por largo rato más. Estaba acostumbrada a ser la protagonista indudable y le jodía tener que seguir peleándose ese papel con Zulema, quien nunca dejó de estar en boca de todos pero no a punta de fantasías y mentiras. Acabar con Zulema era lo único que le restaba para poder retomar lo que era suyo. La pobre rubia vivía en un melodrama popular de bajo presupuesto y ciertamente no es que hubiera nacido en una familia de bajos recursos, pero toda la educación y altura que Encarna y Leopoldo le habían inculcado se había ido a la mierda. Puto Malek por eso, se moría por la aprobación del director y a la vez lo odiaba.

Malek mandó a requisar las cosas de Zulema y quiso estar presente durante todo el proceso, prestando atención a las cosas que ella guardaba, sus cremas, libros, etc. Las demás reclusas tenían fotografías de sus parientes, cartas, recordatorios y detalles, pero Zulema nada, no había pasado, ni familia. No se sentía mal porque aquel era su mismo caso, ambos no llegaron a conocer la calidez de un hogar nunca... Sin embargo no demoró en percatarse que estaba equivocado, después de todo Zulema si conservaba algo preciado. Una carta vieja y doblada cayó al piso mientras sacudían los libros, así que se apresuró a levantarla. Al empezar a leer se dio cuenta que era la letra de Fátima y que tenía de fecha del día de su muerte, o el día que iban a trasladarla de cárcel.

-Director, aquí está el cargamento de droga-

Malek escuchó eso como un eco, el corazón le había empezado a latir muy rápido al leer aquellas líneas donde Fátima le pedía saber su verdadero nombre a Zulema. Fue extraño, como entrar en un trance, un viaje al pasado. Sintió que el aire le faltaba y bajó la carta, para encontrarse con las miradas atentas y confundidas de los guardias, mostrándole la droga.

- ¿Qué mierda hacéis?- Preguntó Zulema llegando apenas de la lavandería. Malek volteó a verla y ella tenía la mirada fija en la carta de Fátima.

Le hervía la sangre al saber que Malek había hurgado en sus cosas. Se acercó rápido y le pegó sonoramente en el rostro - Suelta- Escupió, iracunda. Malek se tomó la mejilla pues le quedó ardiendo y se guardó la carta en el bolsillo del blazer. Ella lo odiaba y con razón, sin embargo lo que iba a hacer era por su bien, era un paso más a la libertad.

- Zahir a aislamiento- ordenó.

- Ya va... - Zule hizo una mueca y puso las manos detrás de su cabeza.

Tan pronto tuviera la oportunidad iba a arrancarle los testículos de un solo mordisco, ambos lo sabían. 

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¡Hola! Se acerca el momento tan esperado por estos dos, ¿están preparadas para ello?

Gracias por el apoyo y sus comentarios, les enviamos cariños.

Las comadrejas.

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