Capítulo 23

263 30 14
                                    

En la radio sonaba música clásica, era un contraste extraño respecto a lo que acababan de vivir pero iban tan tranquilos como quien ha pasado el día entero en día de spa. Zulema movía la cabeza suavemente al ritmo, Malek llevaba una sonrisa, de vez en cuando volteaban a mirarse, luego miraban al asiento de atrás y veían al niño horrorizado.

- Venga chaval, cálmate un poquito ya. Llevamos dos horas de recorrido, ya tendrías que haber entrado en confianza- Dijo Malek al frenar en un semáforo en rojo.

Emmanuel era un niño astuto, estaba en estimulación temprana desde que era un bebé y su familia no escatimó nunca en su aprendizaje, así que al sentir que el auto se había detenido pensó en abrir la puerta e irse, había visto a su madre hacer eso un día al pelear con papá. Tenía miedo, sentía frío, no conocía a los dos señores de adelante y lo peor del asunto es que estos parecían ignorar su llanto y pataletas, cosa que ni su madre ni su abuela hicieron nunca. Estaba acostumbrado a tener su atención de forma constante y ahora estaba siendo ignorado, ¿era un castigo por portarse mal? No recordaba qué había hecho mal y se quedó pensando en eso en silencio... Pero ahora era su oportunidad, si se bajaba y corría quizás podría volver a casa con mamá.

Abrió la puerta rápido y se tiró sin cuidado, le latía el corazón muy rápido, volteó a mirar hacia atrás y pudo ver a la mujer de pelo negro burlarse desde su asiento, pensó que iba a dejarlo ir. Corrió rápido, tan rápido como sus piernas se lo permitían, sollozaba un poco entre su angustia. ¿El camino a casa? No lo sabía pero iría en sentido contrario al auto, la calle estaba oscura y vacía pero intentó pedir ayuda.

- MAMÁÁ- Gritó con todas sus fuerzas, esperando que su madre viniera de alguna parte y lo tomara en sus brazos.

Zulema y Malek vieron el intento de huida, ella se rió de ternura al ver al niño correr tan lento.

- Joder que cojones- Dijo Malek mirandolo por el retrovisor, ninguno pensaba en que podía pasar un carro y llevarselo por delante.

- Creo que es la primera vez que entiendo cómo se sentía Castillo al ir a buscarme en las fugas, joder- Cerró los ojos y luego salió en busqueda de Emmanuel.

Corrió un poco y lo alcanzó en menos de nada, el niño pataleó de nuevo así que ella lo levantó como un maletín y lo pegó a su cuerpo.

- NO, NO- Gritaba el pequeño, sin entender porqué nadie venía en su auxilio.

- Cállate chaval- Dijo Zulema, molesta de tener que lidiar con un berrinche por segunda vez en el jodido día.

- NO QUIERO, NO QUIERO- Empezó a llorar de nuevo.

Y Zulema tuvo un impulso enorme de tirarlo dentro del auto al llegar, pero en ese momento las lagrimas del niño le habían tocado el brazo y supo controlarse.

"Los niños son sagraos" Las palabras de Saray le taladraron la cabeza en ese momento y reconsideró todo. Así que lo cargó para poder verlo de frente.

- Iremos a casa en paz, y necesitamos que te portes bien ¿entiendes? Si no te callas y dejas de intentar irte, quizás hasta podamos jugar y comer cosas dulces, pero si no, te voy a dar motivos para llorar de verdad, venga- Amenazó de una forma dulce.

Volteó a mirar a Malek en el asiento del piloto, el tipo estaba riendo ante la situación - Y tú cállate, ven aquí que te vienes con él hasta que lleguemos, no sea que quiera volver a "fugarse"- Hizo una mueca al final.

- Como mande jefa- Respondió Malek e hizo caso.

Luego de un largo recorrido llegaron a la cabaña de nuevo. El plan no era volver pero mientras trazaban un plan de escape lo mejor era ir a lo fijo, además estaban un poco cansados y el chaval que acababan de secuestrar necesitaba tomarse un chocomilk aunque fuera.

ODISEADonde viven las historias. Descúbrelo ahora