Siempre he estado aquí

21.

Tenía tres horas de entrenamiento diario de patinaje sobre hielo, cuando mi profesora se iba yo me quedaba una hora extra patinando para perfeccionar mis movimientos, era mucho más complicado de lo que imaginé, estaba llena de marcas de tantas caídas. Mis viejos vinieron a visitarme por un par de días así que me tomé un tiempo para pasar lo máximo posible con ellos y disfruté de casa segundo porque los extrañaba un montón.

—¿Qué hora es? —dijo Eugenia abriéndome cae bata, mientras se tocaba la costilla.

—11AM cariño, es momento de despertar —camino a su habitación y la seguí, como era tan desubicada en ningún momento me informó que estaba acompañada de Bella— Hola Bells.

—Hola La —me dijo con los ojos cerrados

—¿Te quieres acostar un ratito con nosotras? —preguntó Eugenia y se movió al centro de la cama, entonces me metí con ellas, hacía demasiado frío como para desaprovechar esta oportunidad— Se me ocurre que podemos permanecer en silencio por una hora más y dormir —Bella soltó una risa, aunque estaba dormida le celebraba su locura— Buenas noches —dijo y se giró, quedó perfectamente aferrada a Bella que estaba de espalda, entonces yo me aferré a Euge y me dormí

Desperté una hora después cuando ellas estaban hablando, fue una maravillosa siesta matutina.

—Voy a terminar toda rota —dijo parándose de la cama— Mira —me mostró el culo y solté una carcajada, lo tenía de otro color— Lo peor es que siempre que estoy dominando la situación me caigo de culo, es lo peor. Quiero un aumento

—Yo estoy patinando un poco más después de las clases para manejar el equilibrio, porque una vez dominado eso ya puedes hacer cualquier cosa, además nosotras no haremos los trucos difíciles porque hay dobles para eso, tenemos que aprender a manejar el cuerpo en el hielo, yo también me caí fuerte me duelen las rodillas —dije triste

—¿Por qué patinadoras? —dijo Bella— ¿No podían ser... no sé astronautas? —preguntó riendo— Peter haciendo las cosas más difíciles, igual la mente de ese señor ¡La van a romper!  que emoción ya quiero ver todo —dijo saliendo de la cama— ¿Dónde está mi pantalón? Lo encontré, me tengo que ir... tengo que hacer la valija en cuarenta minutos pasan por mi y si no estoy lista me dejan en la ciudad

—¡Cuarenta! —dije riendo— No haces nada en cuarenta minutos Bella 

—Si, pero es una hora... ya sabe que me voy a demorar un poco más, les dije que estaba buscando mi pasaporte en la casa de una amiga —agregó guardando sus cosas en la cartera— Ok, entonces te veo en dos semanas —saltó a la cama y le dio un beso— Voy a estar en Milán si necesitan algo de allá me avisan.

—Cuídate mucho —dijo Euge, se salió de la cama para besarla nuevamente— Nos vemos, escribeme cuando llegues

—Dale, Chau Baby La —dijo con una sonrisa, así es como Peter empezó a llamarme en redes sociales, entonces Eugenia me miró y comenzó a reírse— Las quiero, cuidense.

—No te atrevas a decir una sola broma —dije mirándola— Porque esto no se supone que terminaba en cuanto pasara tu cumpleaños? —pregunté

—Tuvimos un par de inconvenientes que estamos buscando solucionar —se tiró en la cama— No puedo coger bien con este dolor que tengo —solté una carcajada, se puso bocabajo y me miró— No te deseo mal pero yo que tu no me reiría tanto, no vaya a ser que te caigas de culo justo cuando el destino te quiera dar tu esperado reencuentro —la miré riendo— No te hagas la buenita conmigo, yo tengo muy claro como te la vas a pasar en ese motorhome

—Sí estuvimos hablando de cualquier otra persona te juro que te apoyaría, pero es Peter ¿Piensas que Peter haría eso? —dije riendo.

—Puede ser lo que sea pero es hombre, va a coger donde sea —respondió hundiendo la cabeza en la almohada— Ayer me dolía todo el cuerpo, lo único que quería era entrar a la tina y me aplastaran con tres mil piedras, le mandé un mensaje a Bella tipo "buen viaje" y me llamó, no sé bien que pasó pero terminó acá —solté una carcajada— Te juro que pensé, bueno vamos a mirar una película y dormimos porque no podía mover el cuerpo pero me vino como una energía super poderosa, luché como una leona