A Través De Un Sueño: Recuerdos《YM omegaverse》

|| 24 ||

— ¡NO!. — gritaba Jimin, completamente destrozado. — Él no puede morir así, no lo voy a permitir.

De pronto una gran oleada de viento rodeo a la bruja, el omega la estaba acorralando, tenía los ojos llenos de ira y dolor. Nadie iba a poder detenerlo ahora, iba a vengarlos a todos. Como nunca había sentido, una fuerza corrió por todas sus venas, no estaba seguro de lo que haría ahora. Su mayor fuerza se había ido, pero sabía que tenía que vengarlo.

— Llévate a los demás. — susurro Jimin. — Llévate a los que estén vivos. Aún pueden recibir atención de sus heridas. — hablar le causaba tanto dolor como respirar, pero tenía que ser fuerte.

Jackson no dijo nada más, a pesar de que había conocido a Jimin hace unas pocas horas podía sentir el dolor que tenía en aquel momento y aunque le preocupaba el hecho de dejarlo solo con la bruja, sabía que él podría con ella. Aunque sonaba mal, el omega tenía una buena razón para matarla y acabar con ella. Camino sobre los cuerpos que había en el suelo y levanto a los que aún tenían pulso levándoselos consigo. Desapareció en cuestión de segundo, siendo vigilado por la bruja que lo miraba con una sonrisa macabra.

— Debería felicitar a mis animales. — hablo por fin la bruja después de liberarse de Jimin. — Destrozaron todo como se los pedí. Debo admitir que creí que tu alfa sobreviviría un poco más, hubiera gozado que vieras como se moría en tus brazos, eso habría sido dramático y placentero.

— CÁLLATE. — ordeno Jimin. — No voy a permitir que vuelvas a hablar de él.

Volvió a mirar hacia Yoongi, estaba ahí sin moverse ni un poco. La sangre había dejado de correr, pero eso no lo tranquilizaba para nada. Algo dentro de él le decía que ya no había vuelta atrás, pero no tenía otra opción. Tenía que hacer algo, por lo menos por sus hijos, jamás dejaría que ellos olvidaran el gran sacrificio que hizo su padre para un mundo mejor. Por el futuro de sus hijos y Jimin lo daría todo también. Pensó en todo lo que había vivido con su alfa, cada risa y cada llanto. Todo valió la pena, no se arrepentía de nada, si volviera estar en esa cama en el hospital volvería a buscarlo al despertar porque todo lo que paso a su lado fue lo mejor del mundo. Encontró al amor de su vida y eso no tenía precio alguno. Y si tenía que vivir el resto de la vida sin él lo haría, y contaría a todos lo valioso y afortunado que fue de tenerlo a su lado, quizá no por muchos años, pero fue suyo.

— ¿Estás listo para morir tú también, Jimin?. — pregunto burlándose.

— Estoy listo. — contestó. — Pero para arrancarte la cabeza si es necesario.

Jimin se para con fuerza, mientras dejaba atrás el cuerpo de su alfa, camino lentamente hacia la bruja, quien tenía los ojos llenos de ira. Choi señalo a sus lobos quienes empezaron a avanzar amenazadoramente hacia Jimin mientras gruñían escupiendo saliva a su paso. Los animales corriendo para atarlo, uno mordió uno de sus pies, mientras que otro se lanzaba por su espalda para atacar directamente hacia el cuello del omega. Este grito de dolor.

— Debí adivinar. — hablo con dificultad. — Jamás te arriesgarías tú, Sunhye. Eres muy cobarde como para pelear tu misma. Siempre utilizas a los demás para lograr tu cometido, por lo menos tu hermana tuvo más valentía que tú.

— MÁTENLO. — grito la bruja furiosa.

El tercer lobo se lanzó a Jimin queriendo atacarle la cara, este término en el suelo con tres lobos sobre él. Se escuchaba su ropa rasgarse y también los gritillos de Jimin, pero de un momento a otro se escuchó como uno de los lobos aullaba de dolor y salía corriendo para salvaguardarse detrás de la bruja. El lobo de Jimin había salido en aquel momento y aunque era más pequeño que los demás y estaba manchado de sangre, no iba a detenerse, había mordido en una de las patas delanteras a uno de los lobos mientras trataba de zafarse de los demás. Los otros gruñían cada vez más fuerte, mientras que el tercer lobo volvía a acercarse para atacarlo sigilosamente, pero Jimin era más inteligente, miro a este a profundamente y una ráfaga de viento se lo llevo más lejos, estampándolo contra uno de los árboles, este soltó un leve aullido y cayó sin más. Siguió peleando contra los demás, mordiendo de vez en cuando en el lomo y las patas, no quería matarlos.