Capítulo 64.

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Jungkook tenía un pequeño secreto que sólo compartía con su bebita Nayeon y Seokjin. Algo que detestaría que su novio supiera, pues lo catalogaba como vergonzoso y humillante. Namjoon no tenía ni la menor idea de que el embarazado de cabellos negros había comenzado a lactar antes de lo previsto, manchando en ocasiones sus camisas.

Hace unos cuantos días Seokjin llegó a su casa con un regalo inusual, sus palabras exactas fueron: "Esto te ayudará a evitar que sigas teniendo manchas en tu ropa y la incomodidad se vaya un poco". Pensó en cualquier cosa, de todo menos en ver un jodido brasier en una bolsa de regalo.

Su primer reacción fue sonrojarse al punto de tener hasta las orejas rojas y el calor que subió por su cuerpo por poco le hace sudar. Después quiso lanzarle a Jin su regalo en la cara, ¿qué clase de hombre usaría un brasier?

Bueno, tal vez un hombre como él, embarazado y con los pectorales abundantes en leche tibia que tiraba en las mañanas con el segundo regalo de Jin, un extractor manual de leche. Era bastante cuidadoso de no ser descubierto en tales circunstancias, sería su ruina total.

Maldita sea, cómo duelen masculló molesto buscando la caja que mantenía oculta entre la ropa que dejó de quedarle.

Sus pechos estaban duros como rocas, un ligero roce de sus pezones con la ropa le provocaba incomodidad. Aprovechó a entrar al baño cuando Namjoon bajó a la cocina por café, era su momento de ordeñarse tranquila pero a la vez rápidamente.

Luego de ponerle seguro a la puerta, procedió a abrir cada botón de su camisa hasta dejarla abierta. Sus ojos viajaron por el reflejo mostrado de su cuerpo en el espejo, le sonrió a su bebé y murmuró un bajito "buenos días".

Mira lo gordo que estoy, lleno de estrías. ¿Dónde está mi cintura? bufó ㅡ. Soy un asco, voy a tardar en recuperar mi cuerpo.

La inseguridad era inevitable, pensaba que Namjoon había perdido interés en él y en su cuerpo por el avanzado estado de embarazo. El único contacto físico y lo más cercano al sexo es recibir su masaje de pies por las noches. En parte lo agradecía, así nunca descubriría que usa un maldito brasier y lo odiaba también por ser incómodo. ¿Por qué no podía ser cómodo?

Ahora lo único que me hace hombre es lo que llevo entre las piernas. A menos que se seque y se caiga seguía diciendo al aire.

¿Qué tanto maldices ahí dentro, amor? ¿Está todo bien? la voz de Namjoon al otro lado de la puerta no le hizo detener su labor, sino que trató de ser más rápido.

 Todo bien Namu, ¿podrías preparar un tazón de cereal para mí? La bebé tiene antojo de cereal con malvaviscos y también leche con chocolate.

En seguida vuelto, enojón no era necesario verlo cara a cara, fue fácil para Jungkook saber que había sonreído al decir la última palabra. Su voz lo delataba.

Según sus cálculos tenía muy poco tiempo para terminar con ello y además tenía que cambiarse de ropa, así que decidió salir del baño. Abrió la puerta con cuidado y lentitud, asomó la cabeza para ver si la habitación en verdad se encontraba vacía y pudo respirar de nuevo al ver que no había ni un alma además de él.

Namjoon tenía un gran plan para el día, saldrían sólo ellos dos y quería verse bonito para su novio. Para su buena suerte no hacía tanto frío como en días pasados, por lo que llevaría menos ropa encima. Tomó de el armario una sudadera en color gris con letras negras en el pecho, un pantalón negro y calcetines limpios. Y por supuesto, su enemigo el brasier.

Cuarenta y veinte | namkook.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora