Capítulo 25.

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Su último día en ese instituto, era una sensación horrible y el pensar que ahora estaría lejos de su hombre, de su novio, de su Namjoon, era mucho peor.

Miró con asco su almuerzo, no le apatecía probar si quiera un pequeño bocado de él, se sentía tan triste y vacío. Sus amigos lo notaban y por ello preferían no hablar sobre ese asunto o algo que se relacionara.

Su madre, la señora Jeon se encontraba arreglando la transferencia de su hijo a una escuela en Busan, donde viviría con su abuela y estaría lejos de todas sus personas especiales.

Quería llamar a Namjoon y escuchar por lo menos su respiración, la cuál le encantaba escuchar cuando dormían juntos. Él le transmitía una gran paz, extrañaría eso. Ahora que su celular fue destruído por su madre, ¿cómo se comunicaría con él? Temía que lo olvidara así nada más, por no hablarse, llamarse ni enviarse textos.

Necesitaba verlo antes de irse.

Y sin pensarlo dos veces, colgó su mochila en sus hombros y se levantó bruscamente de su asiento haciendo que sus amigos se asustaran por la acción. Ignoró sus llamados, solo quería verlo un momento antes de que todo terminara.

Kim estaba por terminar una de sus juntas de negocios con los accionistas de la empresa, se veía calmado pero su interior era un caos y todo por su chico.

Su secretaria llamó la puerta y le hizo una señal a su Jefe para poder darle un recado urgente. Pidió unos minutos y caminó en dirección a la jovencita.

El joven Jungkook lo espera en su oficina, señor, ¿necesita que le diga algo? dice la chica en voz baja.

Descuida, yo iré personalmente.

El corazón de Namjoon latió como loco al saber que estaba en su oficina, le agradeció a la joven con una sonrisa y corrió para buscarlo, ganando miradas desaprobatorias por parte de la presidenta de la empresa, es decir, su madre.

Se arregló un poco el cabello y tomó un respiro antes de abrir la puerta. Jungkook estaba sentado sobre el escritorio, con la mirada sobre sus piesitos, los cuales se movían nerviosos al igual que sus dedos.

Jungkook, mi amor le habló el adulto cerrando la puerta con seguro.

El mencionado le miró con ojos llorosos y en un dos por tres, tenía los delgados bracitos del menor abrazandolo con fuerza mientras se soltaba a llorar.

Sostuvo al menor entre sus brazos, dejando que llorara y sacara todo de su sistema. Hacía pequeñas caricias sobre su espalda para tranquilizarlo. No importaba que la mayoría de sus empleados, incluida su secretaria, miraran su puerta con curiosidad de saber que pasaba en su oficina.

Su novio lo necesitaba en ese momento y era lo único importante.

N-no quiero irme, quiero estar contigo hipó , por favor no permitas que me lleve a Busan. Yo te amo, te lo suplico, no podré vivir sin ti... se soltó a llorar de nuevo.

Por más que quiera retenerte, es incorrecto, debes obedecerle a tu madre, algún día podré demostrarle que no hay nada malo en nuestra relación acarició suavemente sus cabellos negros, mirándole a los ojos ㅡ, y que la edad no importa cuando se ama de verdad.

Cuarenta y veinte | namkook.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora