Capitulo 11 [Para ti]

619 52 16
                                    

PARTE 2

El ruso al leer aquella noticia se llenó de alegría plena. Salió a la calle con energía y se montó en su coche con una enorme sonrisa en su rostro. Se dirigió primero que todo a una tienda de decorativos de fiesta de la ciudad. Aparco en un hueco que encontró y se dispuso a aproximarse al interior. La felicidad que transmitía aquel sitio con sus colores llamativos alegraba más al chico. Compró algunos globos, un bombona de helio y una piñata con forma de unicornio y un montón de decorado más variado. Pagó todo y con ayuda del dependiente metió las cosas en el automóvil. Después de eso fue ha una pastelería y compró una rica tarta de chocolate y nata. Mando escribir héroe en esta con letras rosas y azules y bien grande y un pequeño corazón abajo. Tras esto volvió a casa y empezó a preparar la sorpresa para H. Con la ayuda del helio hinchó lo que había comprado anteriormente en la tienda y a medida que este hinchaba uno, el mismo volaba hacia el techo de la sala. Eran esferas de colores del arcoíris, llamativos y brillantes. Al acabar de hincharlos, continuó poniendo en la sala el resto de decorado, lo que no le llevo mucho tiempo. El comisario sacó su teléfono y escribió a Conway.

El de pelo grisáceo se encaminó hacia los altavoces por los que días atrás el de cresta había estado enseñándole sus discos mientras bailaba

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

El de pelo grisáceo se encaminó hacia los altavoces por los que días atrás el de cresta había estado enseñándole sus discos mientras bailaba. Abrió el cajón donde H los sacaba y colocó uno entre sus manos, para más tarde ponerlo en el aparato. Dejo la canción favorita de Horacio preparada y el mando en su bolsillo. Se sentó a esperar en el sofa con ansias de la esperada llegada del chico. Con nerviosismo miraba el teléfono cada poco esperando si pasa el tiempo. Al rato se escuchó a alguien introduciendo las llaves en la cerradura. El ruso se levantó y preparó su dedo en el botón correcto. Se mantuvo en silencio hasta que los dos hombres aparecieron enfrente suyo, a lo que este puso la música y gritó:

- ¡Bienvenido! ¡Sorpresa!- exclamó esbozando una sonrisa.

H aplaudió de entusiasmo y sin saber que estaba pasando se acercó al ruso.

- ¿Y esto?- interrogó.

- Pues como ya estás recuperado y eso... Sorpresa supongo.- El de pelo gris activo la música y el chico enfrente suya se puso mas feliz y empezó a cantar y bailar.

Conway anunció que se marchaba a trabajar y que disfrutarán de la tarde. Así como dijo lo hizo, dejando a estos solos. Uno enfrente del otro. H no sabia que debía hacer, ¿darle un abrazo? ¿Un beso? ¿Nada? Volkov en cambio quería dar cariño al Héroe pero temía que este no lo quisiera en ese momento. El ruso sabía sin saber que sentía el otro por el y al igual que H, el tampoco sabía lo que sentía el ruso. Pues si bien se habían besado, algo tendrían que sentir por el otro. Bien se sabe que el peligris no es muy reconocido como una persona afectiva. Pero en este caso, quería estar con nuestro pequeño cada minuto que fuera posible. Por que el le había enseñado lo que era amar. Le había demostrado que puede llegar a sentir cosas fuertes en su pecho al ver a alguien, y que, sin duda, las mariposas que veía H aveces, se encontraban en el estómago del ruso al estar con el.
Mientras Volkov iba a la cocina, se encargó de dejar sentado en el sillón al pelirrojo y con la luz apagada para que viera bien lo que entraría por la puerta. Al poco el sujeto entró en la sala de nuevo, siendo está alumbrada débilmente por tres velas puestas en la deliciosa tarta colocada en las manos del soviético. La tarta fue posada en la mesa y el pequeño soplo las nombradas anteriormente, dejándoles a los dos a oscuras. La risa de ambos era lo único que se escuchaba. La mano de H se colocó por casualidad en la rodilla del ruso, provocando en este un escalofrío. Este colocó su mano encima de la de Horacio y la apretó levemente para señalar que estaba a su lado en todo. Con su otra mano buscaba el torso de este. Lo que no le dio tiempo a encontrar ya que la mano del héroe se posó en el rostro del de pelo gris y mientras lo acercaba a él con duda, el soviético le colocó la mano en la cintura ayudando a encontrarse con sus labios en la oscuridad. Ambos juntaros aquello que tanto deseaban del otro, haciendo un ambiente cálido. H sonrió en el beso por lo feliz y afortunado que se sentía. Y Volkov no le brindo otro ósculo en el chico, sorprendido por lo que sentía hacia el joven. Luego de eso, uno acariciaba el pelo al otro y este le daba caricias por su torso. Con suma delicadeza y ternura. Horacio puso las manos en el pecho de el ruso y con suavidad y afectó le tumbó en el sofa, quedándose el encima. Le otorgó otro lindo beso en la boca del hombre, uno lento como los que siempre se daban. Volkov colocó las manos en la espalda de H y le aproximó más a su cuerpo. El pequeño no sabía que hacer en ese momento, pues no quería incomodarle. No sabia que pasaría.

[NARRA HORACIO]

Me encontraba encima del amor de mi vida, en una sala, a oscuras. En la que solo escucho nuestras respiraciones, ya que la música había acabado. Una vez, conocí a alguien que en su lecho de muerte me susurró: "Vive la vida como si fueras a mañana, vive cada momento, sin miedos. Por que cuando estes muriéndote te arrepentirás de todo lo que no has hecho por miedo". Sabias palabras que me hicieron reflexionar mucho en mi vida. Hasta llegar aquí. No dudé de mi, ni de lo que el ruso podía sentir por mi. Le cedí otro dulce beso y a continuación, mi mano acarició en pecho de este por encima de la ropa. Seguidamente la introduje dentro de su camiseta y volví a hacer el mismo gesto pero esta vez en el interior. Seguimos besándonos durante minutos, con breves paradas para coger aire. Los besos aumentaron muy levemente su velocidad y mi corazón latía más rápido. Mi boca continuó su recorrido hasta su cuello en el que le atribuí pequeños besitos. La respiración de este iba muy agitada y notaba el latido de su corazón en la mano que tenía depositada en su pecho. Justo cuando empece a darle mas mimos  pero esta vez por el comienzo de su pecho, lo que me hacía tener que quitarle la camiseta, una mano toco mi pelo.

- Ho-Horacio.- Jadeó el ruso.

Al instante pare y me incorpore un poco hacia arriba. Aun que no veía nada.

- Dime.

- No, no. No puedo.- Anunció con tono triste.

En ese momento me levanté y se senté en el lugar. Este hizo lo mismo incorporándose del todo. Me levante a encender la luz. Cuando volví visualicé su expresión. Aquel chico se encontraba mas rojo que un tomate. Lo que me hizo reír a carcajadas. El me miro haciéndose el ofendido.

- No se de que te ríes.

- ¿Tan vergonzoso eres?

No respondió, corto dos pedazos de tarta y los sirvió donde correspondía. Pasaron una velada bonita comiendo tarta, con muchas risas y afectos.

~~~

Gracias por el apoyo que me habéis dado estos días, me están llegando un montón de comentarios, las lecturas han subido una burrada. No me esperaba que esto pasara, pensé que esto no lo leería nadie la verdad. De verdad que os agradezco mucho todo. Intento responder a todos los comentarios, por que los leo todos, pero llega un momento que no me deja responder mas:((( Me hacen mucha gracia que comentéis todo y me encanta leerlos:)
Acabo de hacer algunos cambios que tenia mal escrito algunas cositas.

Este capítulo me encanta, espero que os guste y la noche de ambos no ha acabo aún...

TENÍAS QUE SER TU [Volkacio]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora